El saludo Querida “R.”: las cosas están como están, no como queremos que estén; así es como debería de sonar un diagnóstico objetivo sobre “La Cosa Pública”.

En cambio, para el oficialismo es menester optar por los análisis someros; por todo aquello que provoque letargo, sopor, relativismo, insensibilidad, apatía y esperanza entre los ciudadanos. Su vía es bloquear la realidad presente que le duele al país, mediante mentiras o medias verdades; su recurso es la anestesia.

El mensaje

Nuestra anestesia es, igual, general que local; es decir, con y sin pérdida de conocimiento.

Esta semana fuimos testigos pasivos de realidades yuxtapuestas y posiciones encontradas.

Desde el oficialismo, se replicaron los últimos estudios publicados por el Inegi, los cuales confirman una reducción de la pobreza en cerca de 13 millones de personas en México; una disminución cercana al 15% en los índices de pobreza multidimensional y pobreza extrema entre 2018 y 2024; un descenso histórico que atribuyeron a la transformación —programas sociales e incremento al salario mínimo— iniciada por el expresidente López Obrador y continuada por la presidenta Sheinbaum.

Desde la oposición, se replicaron otras revelaciones de dichos estudios del Inegi; acentuando que hoy hay 44.5 millones de mexicanas y mexicanos sin acceso a la salud —el doble que en 2018; y que más de 80 millones padecen al menos una carencia social (imposibilitados para pagar un médico, pagar la educación de sus hijos, contar con una vivienda digna o tener alimentación de calidad). Ello revela, entre otras cosas, que el derecho más vulnerado en nuestro país sigue siendo la seguridad social.

Todo ello ocupó la discusión pública, justo un mes después de que “las mayorías del momento” tomaron la “conveniente” decisión de desaparecer el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), que era precisamente el órgano autónomo —el único— que medía la pobreza en México.

Desde la sensatez, el hecho mismo de la reducción de la pobreza es una muy buena noticia para el país; pero a la luz de un diagnóstico objetivo, no parece una razón suficiente para confirmar su buen rumbo. Hay más dinero en los hogares, sí; pero también hay menos acceso a escuelas, medicinas y seguridad social.

Desde la memoria, vale la pena recordar que, en septiembre de 2024, durante su sexto y último informe, López Obrador lanzó uno de sus últimos dardos cargados de anestesia, al señalar que nuestro sistema de salud pública ya era el más eficaz en el mundo: “mejor que en Dinamarca”, sentenció.

La despedida

Querida “R.”: despierta de tu anestesia y construye tu diagnóstico objetivo de la realidad, sin comprar los triunfalismos ni los fatalismos de otros. Al hacerlo, podrás encontrar tu propio derrotero.

La firma

Tu amigo: “El Discursero”.

P.D. En espera de una próxima carta, deshazte del sobre amarillo.

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