El saludo. Querida “República”: ¿a qué punto llega nuestro desconocimiento como mexicanos sobre la realidad en la que te encuentras?, ¿se debe a la ausencia de información, a la falta de comprensión de un buen sector de la población, o a la negligencia en la búsqueda de verdad por parte de quienes conducen tus destinos?
Semana tras semana, la realidad “rompe a hablar”, y el grito que hoy resuena en nuestro país –tras 215 años del “Grito de Dolores”- no es precisamente el más festivo.
El mensaje. “Todos los negocios jugosos que se hacen en el país, negocios de corrupción, llevan el visto bueno del presidente de la República”, declaró categóricamente el entonces presidente López Obrador en enero del 2019, haciendo referencia a la corrupción de los expresidentes. Y fue más allá, afirmando que como presidente se tiene acceso a toda la información: “o es cómplice, o se hace de la vista gorda”, enfatizó.
Hoy declaraciones como esas, a la luz de las redes de corrupción que nacieron y crecieron durante su sexenio, suenan como una confesión expresa; sin margen de desconocimiento.
La reciente detención de 14 personas por presunto huachicol fiscal, entre ellas dos sobrinos del exsecretario de Marina -en tiempos de AMLO-, Rafael Ojeda, ocurrió tras el decomiso histórico de 10 millones de litros de diésel en el puerto de Tampico en marzo pasado, de acuerdo a lo informado por el propio secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch.
Como parte de esta presunta red de contrabando de combustible, fueron detenidos tres empresarios, cinco marinos en activo, uno en retiro y cinco exfuncionarios de aduanas; todos, supuestamente, parte de una estructura criminal dedicada al tráfico y comercialización ilegal de hidrocarburos operada desde los altos niveles de la Secretaría de Marina. Es decir, un negocio que va más allá de la documentación apócrifa; que requiere apoyo de empresas de transporte, agencias aduanales y servidores públicos influyentes.
En al menos tres ocasiones durante su sexenio, el expresidente López Obrado decretó que el huachicol estaba controlado o prácticamente eliminado. Hoy la realidad “rompe a hablar”: tan solo entre enero y junio de este año, Pemex reportó que sus pérdidas por robo de combustibles aumentaron 33% con relación al mismo periodo inmediato anterior; y apenas el lunes pasado, esta trama de corrupción sumó un capítulo más, cuando el titular de la Unidad Portuaria de Altamira se suicidó en sus oficinas.
Las ofrendas a nuestro “vecino del norte” no terminarán aquí. Las indagatorias sobre esta y otras redes de corrupción seguirán su curso, al igual que las exoneraciones y las defensas anticipadas de Sheinbaum, Gertz y Harfuch en favor de Ojeda, Adán Augusto, “Andy” y del propio López Obrador. Por algo será…
Despedida. Querida “R.”: no deposites tus esperanzas de redención en el desconocimiento.
La firma
Tu amigo: “El Discursero”.
P.D. En espera de una próxima carta, deshazte del sobre amarillo.