Opinión

PRI queretano: renovarse o morir

23/02/2016 |02:54Norberto Alvarado Alegría |
Redacción Querétaro
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La semana pasada se anunció por el Comité Directivo Estatal del PRI en Querétaro, que se iniciaría el proceso de renovación del Consejo Político estatal que se encuentra vencido desde noviembre del año pasado. Ha sido una de las principales exigencias de la militancia ante los pésimos resultados electorales de junio de 2015 en los que se perdieron: la gubernatura, la gran mayoría de los ayuntamientos y presidencias municipales —incluyendo la capital— y la mayoría de los distritos locales y federales del estado. Esto se debe a múltiples factores que han sido ampliamente analizados por propios y extraños, pero todos concluyen con la omisión y soberbia del entonces gobernante priísta, quien se encargó junto con su equipo, muy escaso de entendimiento, de tomar las peores decisiones al momento de imponer candidatos y de orquestar una campaña perdedora, que por cierto fue la continuación de la derrota iniciada en 2012.

Días después del inicio del nuevo gobierno estatal de extracción panista, en medio de una fuerte crítica y con un partido dividido, el Comité Ejecutivo Nacional del PRI cometió otra grave equivocación para los queretanos. La militancia y varios cuadros se mostraron extrañados por la antidemocracia que se presentó en el interior de este partido político. Varias voces de militantes —que después fueron acalladas con la amenaza y el chantaje—, mencionaron en octubre de 2015 no estar de acuerdo con el reciente proceso de imposición de la dirigencia estatal que recayó en el gran perdedor del sexenio calzadista y dirigente impuesto del sector popular, para sustituir una dirigencia que fue electa en 2013. Esta dirigencia fue obligada a renunciar por la traición del propio equipo calzadista, el cual mediante una resolución de la Corte de Justicia inhabilitó y consignó penalmente, entre otros, al entonces dirigente estatal, por no dar cumplimiento a una resolución del Poder Judicial de la Federación cuando fue presidente municipal de Pedro Escobedo.

Bajo este contexto, con un partido que no tiene rumbo, con una militancia que ha sido discriminada, y con la misma soberbia del sexenio calzadista, ahora se anuncia la renovación del máximo órgano de dirigencia estatal del PRI. Sin embargo son muchas las dudas fundadas que existen en gran parte de las estructuras y cuadros del partido, pues la nota característica de Juan José Ruiz ha sido la falta de cumplimiento de sus acuerdos. Su palabra tiene nulo valor para la militancia y significa la nada política, pues a pesar de hablar de inclusión y unidad, los hechos diarios de la dirigencia sustituta demuestran lo contrario: la exclusión y la división, la doble moral y el doble discurso que aprendió de su mentor. La consigna autoritaria de “estás conmigo o en mi contra”, para ellos es estilo de conducción porque no saben hacer política, no llegan a acuerdos serios ni respetan sus compromisos. Por el contrario, en su ánimo enfermizo de acaparar los espacios partidarios, presionan, engañan y chantajean sin darse cuenta que el gran perdedor es el PRI y su militancia, pues son intolerantes a la crítica y a la competencia.

Para nadie es un secreto que el objetivo del dirigente sustituto es participar en el proceso de elección de una nueva dirigencia en 2017 y reelegirse, para controlar la imposición de candidatos en el 2018 y 2021, pues así lo ha dicho en público y en privado asegurando que cuenta con el apoyo de la dirigencia nacional. Sin embargo, habrá que recordarle que en el 2017 ya existirá una definición más clara del candidato del PRI a la Presidencia de la República, y seguramente quien será el abanderado tricolor no será quien él y su gavilla desean. Habrá necesariamente una recomposición del PRI en todos los estados, principalmente en aquellos donde no hay gobernador priísta como en Querétaro.

Sin duda alguna, la unidad no significa la unanimidad ni la sumisión de la militancia a un proyecto perdedor que ahora apela a los valores de los que nunca fue respetuoso en el ejercicio del gobierno. Quieren recuperar a la militancia, a la que volvieron invisible y discriminaron durante el sexenio pasado, a la que vejaron y ningunearon por darle preferencia a la imaginaria clase política calzadista de los neopriístas, que hoy, como las ratas, han abandonado el barco, cuando este se ha hundido.

Por ello, apelamos a la sensibilidad y la experiencia política de la dirigencia nacional del PRI, para que centre su mirada en Querétaro y permita que sea legítima y democrática la renovación del Consejo Político estatal, así como los procesos que le seguirán, como las renovaciones de los consejos y comités municipales, de los sectores y organizaciones, y de la estructura territorial. Que integre todas las expresiones, pero sobre todo, que privilegie a la militancia, con el ánimo de ser todos competitivos en los procesos electorales del 2018 y 2021.

Abogado y profesor en la Facultad de Derecho de la UAQ