Piedad MG

Aproximación No. 8. Las miserias de la felicidad

16/09/2019 |07:01Piedad MG |
Redacción Querétaro
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“Lo que es probable que desconcierte más a los buscadores contemporáneos de la felicidad es la presunción tácita de que la felicidad es (podría ser, debería ser) un estado, tal vez incluso un estado permanente y continuado, que una vez conseguido no cambia.”

Z. Bauman

Las miserias de la felicidad es el título de un capítulo del libro El arte de la vida, de Zygmunt Bauman. Allí se plantean las posibilidades de la felicidad como un estado o como una búsqueda desde lo más inmediato, desde lo individual, hasta los procesos compartidos que involucran al otro.

Si nos planteamos las preguntas ¿qué nos hace sentirnos felices?, ¿cómo y cuándo alcanzaremos la felicidad?, ¿cuánto tiempo dura? no encontraremos respuestas sencillas. Si entendemos el estado de la felicidad como eso, como un estado, habremos de darnos cuenta que esa sensación será frugal y pasajera. Será como una especie de droga que nos genere una dependencia y haremos todo lo posible por volver a experimentarlo.

Para algunos, alcanzar ese estado se consigue a través del poder adquisitivo, de la acumulación de bienes. Pasan su vida trabajando incansablemente, desatendiéndose a sí y a los que están a su alrededor, sacrificando todo incluso su tiempo, el mismo que nunca más volverán a recuperar, para acumular cifras en sus cuentas bancarias. Así están felices, a través de la posesión y el dominio de lo que ellos sí tienen y no todos pueden tener.

Para otros, la vida misma se traduce en la conformación de una familia con estructuras tan tradicionales como que el hombre provea y la mujer se quede en casa para recibir al esposo y a los hijos con comida caliente en la mesa todos los días. Su proyecto de vida se resume en estar feliz a través de los otros, atender las necesidades de los otros, resolver los problemas de los otros, para eso nacieron, para generar todas las condiciones que hagan felices a los otros. Pero cuando los hijos crecen, se van. Y quedan ellos, si es que se mantuvieron juntos hasta este punto. Si no, ella buscará sustituirlos por sus padres, vecinos, desvalidos, incluso atenderá cualquier situación en donde se le requiera: cuidar enfermos, cuidar niños pequeños, organizar rosarios en los velorios, recoger a los nietos en la escuela. Siempre en busca de un pretexto, de un motivo para encontrar la felicidad a través de cualquier otro.

Hay individuos para los que la felicidad significa estar cómodos consigo mismos, y desde allí planean y resuelven todo: viajan solos, no se deprimen si van al cine solos, a las fiestas llegan solos, no les importa comer solos en lugares públicos, asisten a cualquier evento familiar sin acompañante, viven solos; no necesitan del otro para sentirse bien. Han aprendido a disfrutarse, se bastan a sí mismos para estar felices. Y su búsqueda para llegar a este estado, sea quizá la más honesta, la más real. No dependen de la variable que significa la pareja para establecer el método, ya que como actúan y eligen desde lo individual, el resultado, casi siempre, será el mismo.

Los profesionistas obsesionados con el reconocimiento hacia su trabajo, basarán su nivel de felicidad en los logros, metas y proyectos alcanzados. Para eso viven, se levantan muy temprano y se duermen muy tarde. Siempre están en constante competencia y perder nunca es su objetivo.

Las miserias de la felicidad es un título bastante decepcionante si lo leemos después de habernos preguntado ¿actualmente somos felices?. Si la respuesta es no, la miseria cobra mucho sentido. Pues con ello nos referimos a una carencia, a una falta de. Lo cierto es que la sociedad en la que vivimos es cada vez más compleja, más incierta, más inestable. Cada vez es más difícil encontrar un empleo con el que estemos completamente satisfechos. En tiempos de redes sociales, cada vez es más complicado entablar relaciones reales con personas reales. Los ritmos de vida de las ciudades son cada vez más estresantes, vivimos más rápido, más de prisa, el tiempo se nos agota.

Ante la miseria, todos deberíamos buscar una cita con nuestra propia felicidad.

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