Cuando Andrés Manuel López Obrador llegó al poder, prometió instaurar la “pobreza franciscana” como principio ético de gobierno. Se exhibía como el apóstol de la humildad republicana. Rodeado de fieles que juraban ser distintose incorruptibles.

Esa promesa se volvió sátira. Los profetas de la austeridad se convirtieron en millonarios.

Lo que la 4T llamó transformación moral, terminó siendo la nueva aristocracia del poder.

El contraste con el pasado es demoledor. Enrique Peña Nieto quedará marcado por La Estafa Maestra. Un desvío de 7 mil 670 millones de pesos, usando universidades y empresas fantasma.

El sexenio de Andrés Mnauel López Obrador lo superó en escala y sofisticación. El huachicol fiscal (la red de contrabando de combustibles y evasión aduanal), provocó pérdidas estimadas de 177 mil millones de pesos al año. 20 veces más que la Estafa Maestra.

En los seis años de lopezobradorismo se contabilizaron 72 mil 337 tomas clandestinas. Hay 21 aduanas bajo investigación por tráfico de hidrocarburos. En palabras simples: el huachicol dejó de perforar ductos para perforar al Estado.

El discurso de la honestidad fue la mejor tapadera de una corrupción silenciosa. Según el IMCO, 86% del gasto público federal se adjudicó por contrato directo, sin licitación ni competencia. A capricho presidencial se adjudicaron miles de millones de pesos.

Hay nombres propios que confirman la farsa.

Adán Augusto López Hernández, hermano político de AMLO, declaró 79 millones de pesos en ingresos por asesorías entre 2023 y 2024, además de 24.5 millones en activos, y un desfase de 30 millones sin justificar.

Gerardo Fernández Noroña, el autoproclamado defensor de los pobres, fue captado viajando en primera clase rumbo a Europa, hospedado en hoteles de lujo y comprando una casa de 12 millones de pesos en una reserva ecológica, según registros inmobiliarios y reportes periodísticos.

El mismo hombre que gritaba contra los “fifís” desde la tribuna, hoy vive como uno de ellos.

El politólogo Robert Michels lo llamaba la “ley de hierro de la oligarquía”: los partidos nacen moralistas y terminan repitiendo los vicios del poder. Morena no es excepción; es su confirmación moderna. Pasaron de las plazas al palco VIP, de la retórica de los pobres al confort de los privilegiados.

Predicaron pobreza y practicaron riqueza.

Morena no purificó la vida pública: la volvió negocio rentable.

Los millonarios profetas de la austeridad son, al final, el espejo más honesto de un país que sigue confundiendo la fe con el poder.

X e Instagram: @PedroPabloTR.

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