En la asamblea panista del sábado pasado, en Corregidora, el gobernador queretano fue muy puntual.
“Han estado diciendo… ‘oye es qué Mauricio Kuri ya le entregó (el estado) a Morena’… ¡Estaría yo loco!
“Yo le debo mucho a Querétaro y al PAN. Recibí un gobierno panista, y voy a entregar un gobierno panista”.
La historia política queretana presume continuidad, pero sólo dos gobernadores en la historia reciente han logrado entregar el poder a su candidato.
Antes de Ignacio Loyola Vera gobernador (1997-2003), todos los mandatarios estatales habían sido impuestos desde la Presidencia de la República. No sólo en Querétaro, en todo el país. El PRI era un partido hegemónico y totalitario.
En los 60’s, Juventino Castro no puso a Antonio Calzada Urquiza. Ni Calzada a Rafael Camacho. Ni Camacho a Mariano Palacios Alcocer. Tampoco Palacios a Enrique Burgos García.
Ahí se acabó el PRI. La sociedad queretana harta, votó por un empresario empanizado que presidía Coparmex.
Nacho Loyola, con un singular gobierno, dejó Querétaro en manos de otro empresario de la ciudad de México, que se adueñó del PAN en pocos años: Francisco Garrido Patrón.
Paco, amante del box y la pintura, se cansó de la delirante política en el último tercio de su sexenio. Su secretario de Gobierno, (el duro) Alfredo Botello, y su súper particular Ricardo Anaya (de gratis) sintieron lo que es gobernar a discreción.
Los tres decidieron que fuera Manuel González Valle su candidato.
Tomaron el control de su campaña, de su agenda y la narrativa. El candidato no decidía nada, y se hundieron junto con él.
En 2009, el priista José Calzada Rovirosa, primero le ganó en la interna al propio PRI queretano que no lo quería, y luego superó 30 puntos (abajo en las encuestas de salida) para vencer al soberbio panismo.
Calzada decidió que su candidato fuera Roberto Loyola.
Pepe había tenido un gobierno eficiente. cinco años consecutivos fue calificado como el mejor gobernador de México, todo indicaba que Loyola triunfaría.
Una mala campaña del tricolor, y un candidato que nunca conectó con la ciudadanía, frente a un potente panista Francisco Domínguez Servién, evitó la continuidad del PRI.
Pancho hizo un buen gobierno. Decidió temprano que su relevo fuera Mauricio Kuri (eficaz alcalde en Corregidora y senador), y ganó la última elección.
Es un mito torpe, asegurar que la voluntad ciudadana es atropellada (hoy) por un pacto cupular a escondidas.
Las elecciones se ganan en las urnas, como repuesta ciudadana (con votos) a gobiernos eficientes. Los alcaldes metropolitanos panistas y el propio gobernador tienen hoy, esa (ineludible) responsabilidad de empujar la continuidad de su proyecto.
Ganar una elección depende del gobierno eficiente. De elegir al candidato más rentable, y de hacer una campaña cercana a las necesidades de Querétaro, que sigue teniendo retos.
Hoy los ciudadanos (parece) estamos más preocupados por el futuro, que algunos políticos. Es momento de trabajar todos, con responsabilidad.