Nunca, en sus 31 años de lucha política, una institución electoral confió en sus pruebas; cuando alegó que le robaron las elecciones.
Andrés Manuel López Obrador y su movimiento ya no esperaron más los desencuentros con jueces y magistrados. Y para no arriesgarse a que le cambiaran ni una coma se robó la elección y se adueñó del Poder Judicial.
La votación para elegir magistrados y jueces fue una farsa. Un evidente fraude electoral, operado por la fuerza del Estado morenista, y solapado por un INE parcial y agachado.
Abro, mi acordeón:
1.— El 20 de noviembre de 1994, perdió la elección para gobernador de Tabasco. El priista Roberto Madrazo Pintado obtuvo el 52.38% y López Obrador el 38.84%.
Reclamó un “fraude electoral masivo”, movido por uso de recursos del gobierno federal y estatal. Denunció que el PRI entregó despensas, dinero y prebendas en comunidades marginadas.
Encabezó una “resistencia civil pacífica”. Bloqueó pozos petroleros. Hizo plantones y marchas. Publicó el libro Entre la historia y la esperanza, en el que, dijo, documentó el fraude.
2.—El 2 de julio de 2006, se enfrentó al panista Felipe Calderón Hinojosa, y perdió la elección por apenas una diferencia de 0.56% (244 mil votos).
Denunció un fraude electoral de Estado. Acusó al IFE y al presidente Vicente Fox de intervenir indebidamente en la elección. En su lucha poselectoral exigió el recuento “voto por voto, casilla por casilla”.
Organizó un plantón de más de 40 días sobre Paseo de la Reforma. Se proclamó “presidente legítimo” el 20 de noviembre de 2006, en el Zócalo.
3.—El 1 de julio de 2012, regresó para enfrentar al priista Enrique Peña Nieto, que lo venció con una diferencia de 6.62%.
El tabasqueño, denunció una elección inequitativa. Acusó a Monex y Soriana de participar en la compra de votos a cambio de monederos, y al TEPJF de imparcialidad, por validar dicha elección por unanimidad.
Publicó el libro No decir adiós a la esperanza y convocó a formar lo que sería su propio movimiento: Morena.
4.—Fundó Morena en 2014 (como partido político) tras romper con el PRD. Construyó una narrativa poderosa contra la corrupta mafia del poder. Canalizó el hartazgo social contra PRI y PAN (Odebrecht, Estafa Maestra, Casa Blanca).
El presidente Peña llegaba al final de su mandato con apenas 20% de aprobación. Ricardo Anaya fracturó a su partido, y el priista José Antonio Meade nunca levantó.
Andrés logró 30 millones de votos y llegó a la Presidencia.
Concentró el poder. Convirtió a los militares en constructores. Dio abrazos a los delincuentes, desperdició recursos en obras innecesarias. Gobernó caprichosamente. Controló al Legislativo.
Dejó a Claudia Sheinbaum como sucesora (36 millones de votos), y desde su rancho “La Chingada” (a distancia) el domingo pasado se apropió del Poder Judicial operando acarreos (de ingenuos votantes) con sus 22 gobernadores. Repartiendo un acordeón violatorio del mandato constitucional de voto libre y secreto.
Sus cercanos serán jueces y magistrados con 5% de votos. Morena es hoy lo más cercano a una dictadura.