En estos últimos días del año, mientras nos sumergimos en celebraciones, festividades y reflexiones personales, es inevitable no dirigir nuestra atención hacia el ámbito público y político. Así como en el fútbol se evalúa el rendimiento de un equipo al final de la temporada, y este año el equipo con mejor rendimiento fue el 14 veces campeón Club América, en la política también es tiempo de hacer un “corte de caja”. Al final, este 2023 fue un año de muchas definiciones, apuestas y la recta final de un sexenio de promesas que no cumplieron.
En México, nos aproximamos al final del sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador, un periodo que inicio lleno de retos y expectativas. Sin embargo, es necesario que, en medio de las festividades y distracciones, reflexionemos sobre las promesas incumplidas y las realidades que enfrentamos como sociedad.
El llamado a la reflexión no surge sólo por la obligación política, sino por la responsabilidad ciudadana. ¿Qué ha pasado con las promesas de seguridad, la disminución de homicidios dolosos y la creación de un sistema de salud equiparable a los países nórdicos? ¿Dónde quedó la promesa de brindar seguridad a las mujeres para caminar tranquilas por las calles y regresar a sus hogares sin temor?
Cuando hacemos el ejercicio de corte de caja, nos encontramos con una realidad cruda y contundente. Las cifras no mienten y las matemáticas revelan una historia de fracasos. Cada 15 minutos, una mujer es víctima de violación en México. Diez mujeres que salieron de casa esta mañana no regresarán, víctimas de la violencia que persiste en un país donde al día asesinan a 100 personas en el sexenio mas sangriento de la historia moderna. Donde las masacres se han vuelto constantes, y se cuentan por miles las extorsiones, los abusos y el cobro de piso. Un país donde el crimen organizado aprovechó la permisiva estrategia de seguridad para aumentar el diámetro y área de sus territorios bajo control criminal.
Si nos vamos a matemáticas presupuestales, el Tren Maya, tan promocionado, refleja la ineptitud en la gestión de proyectos, con presupuestos que se equivocan hasta cinco veces. ¿Cómo podemos confiar en un gobierno que no puede calcular adecuadamente los costos de sus obras públicas? La refinería de Dos Bocas ya costó el doble y aún no refina una sola gota, y se estima que estará lista hasta 2026 y con un costo final de el triple del presupuesto original. El AIFA también costo un 40% más, demostrando así que en el gobierno de Morena definitivamente no son buenos para administrar un país.
El rechazo a enfrentar estas matemáticas es evidente. Mientras tenemos los hechos respaldados por datos del propio gobierno, la retórica persiste. Se habla del pasado, como si señalar los errores actuales fuera un intento de desviar la atención.
La reflexión colectiva que se avecina en los meses venideros, durante las campañas electorales del próximo año, será crucial. Desde este espacio hago un llamado para analizar detenidamente el país que nos están dejando, contrastando las promesas hechas con la realidad palpable que enfrentamos. No es un ejercicio de crítica infundada, sino una evaluación honesta y necesaria. Un corte de caja como el que todos hacemos en nuestra vida, nuestra familia, nuestro trabajo o nuestros negocios. Es prepararnos para cerrar un ciclo con el cierre de año.