En los últimos años, México ha sido testigo de una serie de incidentes que han sacudido la confianza en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y su Cuarta Transformación (4T). Desde el trágico colapso del metro en la Ciudad de México hasta los problemas en la construcción del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), pasando por la caída de reformas y funcionarios, parece que la “caída” se ha convertido en una constante preocupante en la administración actual.

El metro de la Ciudad de México, símbolo de la movilidad y la modernidad en la capital, se vio sacudido por un colapso que cobró vidas y dejó cicatrices profundas en la comunidad. Las investigaciones posteriores revelaron fallas estructurales previamente ignoradas, así como una falta de mantenimiento adecuado. Este trágico suceso no sólo señaló deficiencias en la infraestructura, construida bajo el gobierno del morenista Marcelo Ebrard, sino también problemas sistémicos en la supervisión y la responsabilidad gubernamental de la entonces jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum.

Pero el metro no ha sido el único en experimentar una caída literal y metafórica en la 4T. La construcción del AIFA, presentado como un proyecto emblemático del gobierno, se ha visto empañada por problemas de transparencia, irregularidades en los contratos y ahora, con la caída de los plafones en uno de sus pasillos de llegadas, surge una nueva preocupación sobre la seguridad y calidad de la infraestructura.

Asimismo, la reciente caída de una estructura del Tren Maya ha suscitado preocupaciones renovadas sobre la seguridad y la viabilidad del proyecto.

Sin embargo, no sólo son las estructuras físicas las que parecen tambalearse en esta administración. Las reformas impulsadas por el gobierno de López Obrador, destinadas a transformar diversos aspectos de la vida pública en México, también han enfrentado obstáculos significativos. La declaración de inconstitucionalidad del “plan B” de la Reforma Electoral por parte de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) es solo el último ejemplo de la fragilidad de las iniciativas de la 4T frente a los principios constitucionales y el escrutinio judicial.

Además, los titulares de Hacienda han sido otro punto débil en la administración de López Obrador. La rápida sucesión de secretarios de Hacienda, cada uno con su propia caída, ha generado incertidumbre y cuestionamientos sobre la estabilidad económica y la gestión financiera del país.

Pero quizás la caída más dolorosa para muchos seguidores de la 4T ha sido la de la narrativa de honestidad y transparencia que acompañó la llegada al poder de López Obrador.

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