Paul Ospital Carrera

La “Pax Mafiosa” en México: El Fracaso de la Seguridad Gubernamental

La actitud desafiante de AMLO hacia los informes internacionales refleja negación.

En el corazón de América Latina, México enfrenta una realidad cruda y desafiante que ha dejado una cicatriz imborrable en su tejido social: la “Pax Mafiosa”. Este fenómeno, resaltado en el reciente informe de la Organización de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), revela una realidad desalentadora en la que la seguridad pública ha caído en manos de las organizaciones criminales y la responsabilidad recae, en gran medida, en el gobierno federal.

México, según el informe de la UNODC de 2023, ocupa el noveno lugar en la tasa de homicidios entre 26 países de América. Aunque la tasa ha experimentado una ligera disminución desde 2021, aún se mantiene en niveles alarmantes, alcanzando 26.1 por cada 100 mil habitantes. Este descenso, aparentemente positivo, se asocia directamente con la nociva influencia de la “Pax Mafiosa”, una estrategia utilizada por el crimen organizado para consolidar su poder.

La “Pax Mafiosa”, según la ONU, se manifiesta cuando las organizaciones criminales, como los cárteles de la droga, imponen un dominio hegemónico sobre un territorio, reduciendo deliberadamente la violencia. Este fenómeno se observa claramente en el análisis municipal de México, donde la presencia elevada de la delincuencia organizada ha conducido a niveles más bajos de homicidios.

Sin embargo, esta aparente disminución de la violencia es engañosa, ya que está vinculada directamente al control ejercido por los cárteles. La no linealidad entre la presencia del crimen organizado y la violencia contradice la idea de una relación directa. Aunque se argumenta que la presencia del crimen organizado no siempre se traduce en un aumento de la violencia, la realidad es que la población vive bajo la sombra constante de la intimidación y la coerción.

Esta realidad es un reflejo de una estrategia real en materia de seguridad, el presidente López Obrador se ha empeñado en defender su discurso simplista y demagógico de “abrazos, no balazos”, mientras la delincuencia organizada opera a sus anchas bajo el cobijo de los gobierno de Morena.

Tal permisividad le ha provocado a AMLO enfrentar duras críticas y desafíos a nivel internacional, especialmente en relación con los informes de la ONU. En diversas ocasiones, el presidente ha rechazado los hallazgos de la ONU sobre desapariciones forzadas y homicidios arbitrarios, argumentando que carecen de pruebas y no se ajustan a la realidad de su gobierno. A la realidad de los otros datos.

La actitud desafiante de López Obrador hacia los informes internacionales, como el del Departamento de Estado de EU en materia de Derechos Humanos, refleja una negación persistente de la situación en México.

La “Pax Mafiosa” en México revela una situación inquietante, donde la seguridad ciudadana está subordinada al control de las organizaciones criminales. El gobierno federal, emanado de Morena, debe asumir la responsabilidad y trabajar enérgicamente para revertir esta realidad, protegiendo a la población y restaurando la confianza en las instituciones encargadas de la seguridad.

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