Imagine usted que, en mi casa, su casa, tengo conectados en un mismo enchufe el refrigerador, el microondas, la cafetera y la licuadora. Cualquier persona diría con preocupación que esa conexión no aguantará. Y encima, de forma muy oportuna, llega el vecino y me dice: “oye no tengo luz, ¿me das chance de conectar mi refrigerador en tu enchufe? para que no se me echen a perder las cosas”. ¿Qué es lo primero que pensaríamos? que no va a aguantar el enchufe. Va a tronar, me voy a quedar sin luz, sin electrodomésticos y el vecino sin recalentado. Pues lo mismo sucede con Querétaro. La red eléctrica del estado se encuentra al 98% de su capacidad. Llegamos a este punto porque quien era responsable, decidió no hacerse cargo.

Vamos a pensar en el ejemplo de la reciente llegada de Tesla a México. Tristemente hubiera sido imposible que se instalara en Querétaro. A pesar de ser un estado atractivo por la ubicación geográfica, cercanía con la Ciudad de México y seguridad; pierde todo su valor cuando no podemos proveer energía para una planta de ese tamaño, ni siquiera para la ciudadanía de forma regular, los apagones han pasado a ser una cuestión cotidiana, un día sí y otro también.

Más allá de las molestias que pueden causar estos apagones, que de por sí sería razón suficiente para enderezar el camino, no podemos traer inversión a Querétaro, no podemos traer una empresa más, un parque industrial, ni una planta de ensamblaje automotriz, ni conectar el refrigerador del vecino. Y no se trata de que pensemos en los productos que se echarán a perder, sino que estamos condenando el futuro de las próximas generaciones, porque el día de mañana van a tener que buscar trabajo en otro lugar, donde sí hubo energía para conectarse al futuro.

Y a todo esto, ¿A quién le toca hacer esta inversión? ¿A quién le toca poner esta transmisión y generadores de energía? A la Comisión Federal de Electricidad, y a su titular, Manuel Bartlett. Sin embargo, sabemos que la inversión se está yendo hacia otros lados, que no es un tema que aqueje únicamente a Querétaro, sino que lamentablemente en ningún lugar del país se está invirtiendo en transmisiones eléctricas.

Mientras sigamos generando energía cara, contaminante, mientras dejemos de invertir y apostarle a las energías limpias y con mayor rendimiento, Querétaro seguirá desamparado en materia energética. La decisión de adquirir deuda para financiar más energía -y por tanto más enchufes para más refris- era en primer lugar inevitable; y en segundo, hay un compromiso para que, al término del sexenio, la deuda habrá sido saldada.

La federación optó por recortar gastos en prácticamente cualquier rubro que no tenga relación con los proyectos faraónicos del sexenio, sin importar si el austericidio presupuestal deja sin medicinas a los niños con cáncer, o deban cerrar las estancias infantiles, o dejen a los estados sin usar un bien que se ha vuelto indispensable para su crecimiento, desarrollo, generación de empleos y bienestar como es la energía.

Los cambios geopolíticos que estamos viviendo en el mundo, y marcadamente para México el nearshoring son oportunidades que difícilmente se volverán a presentar.

Google News

TEMAS RELACIONADOS