De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2022, en México hay una alta prevalencia de enfermedades crónicas no trasmisibles, en población adulta el porcentaje de personas con sobrepeso y obesidad se estima en 75.2%, mientras que las prevalencias de diabetes e hipertensión arterial son del 18.3% y del 47.8%, respectivamente. En los niños escolares, la prevalencia de sobrepeso y obesidad es de 37.3%, lo que posiciona a nuestro país dentro de los primeros lugares en el mundo con este problema de salud.

La hipertensión arterial es la principal causa de muerte en el mundo y se asocia al consumo de alcohol, tabaquismo, sedentarismo, a la existencia de enfermedades como obesidad y diabetes y al alto consumo de sodio. El sodio se encuentra en la sal que se usa para cocinar y en los alimentos procesados y ultraprocesados, como sal o como parte de otros ingredientes que se utilizan como conservadores.

Estudios realizados por investigadores del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición en la Ciudad de México, encontraron que el consumo de sodio en personas adultas osciló entre 2.5 y 3.4 gramos al día, pese a que la Organización Mundial de la Salud recomienda un consumo menor que 2 gramos al día, lo que equivale a menos de 5 gramos de sal al día.

En Querétaro, estudios realizados por nuestro grupo de investigación revelaron que los niños de entre 6 y 12 años con peso saludable consumían un promedio de 2.6 gramos de sodio al día (equivalentes a 6.7 gramos de sal), mientras que aquellos con obesidad ingerían 2.9 gramos de sodio al día (equivalentes a 7.3 gramos de sal). Además, es relevante señalar que la ingesta de sodio suele asociarse con el consumo de alimentos altos en calorías, azúcares y grasas, lo que agrava aún más el problema.

Estos resultados destacan la necesidad urgente de llevar a cabo una amplia campaña de promoción de la salud para reducir el consumo de sodio y prevenir enfermedades cardiovasculares desde edades tempranas. Asimismo, es crucial implementar programas educativos en las escuelas, con un enfoque específico en nutrición, que fomenten hábitos alimenticios más saludables, en alineación con las políticas de salud pública del país.

Algunas medidas para reducir el consumo de sodio son: consumir alimentos frescos y mínimamente procesados, elegir productos bajos en sodio (revisar los sellos de los alimentos procesados), cocinar con la menor cantidad de sal y retirar el salero de la mesa.

Coordinador Académico de Centro de Investigación Biomédica Avanzada, Facultad de Medicina de la UAQ

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