La violencia sexual infantil, que constantemente sufren cientos de miles de niños, niñas y adolescentes, constituye una grave violación de los derechos humanos y un gran obstáculo para el desarrollo sustentable.

De acuerdo con UNICEF, entre enero y mayo de este año se han abierto 13 mil 273 carpetas de investigación por violencia sexual cometida en contra de niñas, niños y adolescentes. El primer lugar nacional lo ocupa el Estado de México, con 2 mil 725 casos; seguido por Nuevo León con mil 255; mil 219 en Ciudad de México; y 678 y 653 casos en Guanajuato y Querétaro respectivamente.

La falta de políticas públicas de prevención y atención suman a la enorme problemática que aqueja principalmente a niños y niñas menores de 15 años que viven violencia sexual en sus domicilios a manos de familiares. Este tipo de violencia atenta contra la integridad física y psicológica de las víctimas, perpetúa estereotipos de género y se ve agravada por la indolencia de las autoridades y la impunidad que gozan los agresores.

El impacto de la violencia sexual infantil se puede ver en toda su crudeza en el embarazo de niñas y adolescentes. De acuerdo con la organización Save the Children, México ocupa el primer lugar de los países de la OCDE en embarazos de adolescentes y niñas ya que cada año 340 mil jóvenes entre los 15 y 19 años y 5 mil niñas menores de 15 años se convierten en madres. Esto tiene, además, un enorme impacto económico, tal y como señala el Fondo de Población de la ONU porque atender los embarazos y partos de niñas y adolescentes cuesta 5 mil 885 millones de pesos anuales a nuestro país.

De acuerdo con IPAS México, la violencia sexual infantil afecta a niñas, niños y adolescentes que son obligadas, por personas adultas e incluso otros menores de edad, mediante el uso la fuerza física, el chantaje, la manipulación y las amenazas, a tener contacto sexual mediante caricias, tocamientos, besos o cópula, son obligadas a ver o participar en pornografía o mostrar sus genitales, entre otros comportamientos sexuales.

Fernanda Lazo, presidenta de Corazones Mágicos, una organización de la sociedad civil que se especializa en la atención de niños, niñas y adolescentes que han sufrido violencia sexual señala que este tipo de violencia “altera el psiquismo que está en construcción, generando daños irreparables no solo para las niñas y niños que viven la violencia sino para la sociedad”.

Para prevenir, atender y sancionar la violencia sexual que lastima a nuestras niñas, niños y adolescentes, y que termina en miles de embarazos en menores de 15 años, es urgente implementar acciones contundentes en materia de salud, educación y procuración de justicia.

Atender la violencia sexual infantil es una de las grandes deudas del Estado mexicano y en tanto no actuemos, México seguirá siendo un país de infancias rotas que construirán sociedades rotas, como bien señala Fernanda Lazo.

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