Uno de los juegos obligados en cualquier parque de diversiones o feria de pueblo es la Rueda de la Fortuna; sí, esa enorme circunferencia metálica que rota verticalmente y que nos muestra que a veces puedes estar en la cima y luego estar en el fondo. En política sucede algo similar, pero en este caso no es un juego, sino que la Fortuna es un ser caprichoso, voluble y veleidoso, que puede pasar de sonreírnos a mostrarnos su desprecio en instantes.

Por ejemplo, hace poco más de un año, Santiago Nieto Castillo, entonces poderoso y famoso titular de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), era visto como uno de los principales aspirantes a la gubernatura de Querétaro y, no solo eso, incluso algunos analistas lo veían ya como precandidato a la presidencia de la República. Hoy, está desempleado y con una acusación de enriquecimiento ilícito, o lo que es peor, si nos atenemos a su explicación: está terriblemente endeudado.

En los recientes años, ha transitado del infierno político a la gloria y ahora está instalado en el purgatorio y siente el calorcito del infierno con la reciente información que se dio a conocer este lunes que en la Fiscalía General de la República había una denuncia en su contra por sospecha por el incremento de su patrimonio.

Despedido en el tramo final del sexenio de Enrique Peña Nieto de la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (FEPADE) por investigar la trama de Odebrecht y Emilio Lozoya en las elecciones presidenciales de 2012; Nieto Castillo se la jugó, tal y como recomienda Maquiavelo, e hizo un audaz movimiento: para sobrevivir renegó de su prosapia priista, se alió con Andrés Manuel López Obrador y fue recompensado con la titularidad de la UIF. La Fortuna le volvía a sonreír.

Bien dicen el dicho que se puede salir del rancho, pero el rancho nunca saldrá de ti; Santiago Nieto se salió del PRI, pero el PRI nunca se salió de él y esa fue su perdición: una boda ostentosa y la sospecha del incremento de su patrimonio, ambos pecados imperdonables para quien hoy habita en Palacio Nacional, han condenado nuevamente a Santiago Nieto al ostracismo político.

Maquiavelo reconocía la importancia de la Fortuna en la política, la comparaba con un río que se puede desbordar y ahogarnos, pero para no depender de estos arrebatos, recomendaba planificar escenarios, construir diques y muelles para contener la furia del río.

Hoy, el río político de Santiago Nieto está desbordado y amenaza con ahogarlo, su escenario es totalmente opuesto al de hace un año cuando desde la cima veía fluir tranquilamente la política y hasta se veía en posiciones más altas. ¿Habrá hecho los suficientes diques para contener la furia o se ahogará? Vienen días difíciles para él y sus deudas.

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