En otras ocasiones he compartido la necesidad que tenemos como ciudadanos y ciudadanas de contar con una clase política que se comporte a la altura de las circunstancias, el país demanda que todas las corrientes de pensamiento al interior de la vida política nacional, tengan la capacidad de generar propuestas serias, viables, incluyentes y centradas en que México crezca de manera ordenada, en armonía y en especial de forma equitativa. Para nadie es mentira que la población se encuentra sumergida en el hartazgo político, como consecuencia de décadas de demagogia, de discursos vacíos, actos infames de corrupción y en particular por la falta de ingenio e innovación en los proyectos de nación que plantean las diferentes fuerzas políticas que cada tres o seis años buscan gobernarnos y muy entre comillas representarnos.

Justo esta carencia de propuestas fue lo que Andrés Manuel López Obrador identificó durante las diferentes ocasiones que recorrió el país, desde la experiencia que te brinda la calle, los barrios, las pláticas con personas de todas las regiones y el análisis crítico de la realidad que vive México desde hace treinta años, fue que construyó el proyecto alternativo de nación, siempre de la mano de intelectuales y luchadores y luchadoras sociales que con su aporte enriquecieron un sueño que hoy busca convertirse en realidad a través del actual gobierno de México. La verdad es que la llamada transformación nacional apenas inicia, tiene elementos a corregir de manera urgente, y de manera inevitable tiene que vivir en constante evolución para que sus propuestas no caduquen o en el peor de los casos se contaminen por la llegada de personajes que acostumbrados a vivir del erario público, tienen dotes camaleónicos que les permiten adaptarse a cualquier corriente política que les permita seguir vigentes y si es posible ocupar un cargo que les asegure una temporada de ingresos seguros.

Para la mala fortuna de AMLO, el mayor enemigo se encuentra en casa, la ambición desmedida por parte de un sector del partido que fundó hace unos años, ha hecho que desde los espacios cupulares se tomen decisiones que violentan la democracia interna que el actual partido en el gobierno debería de tener por denominación de origen, con seguridad el principal motor de la discordia entre grupos morenistas, es la carrera por la candidatura a la Presidencia de la República del próximo 2024, lo que algunos personajes no entienden es que la transformación de este país no puede estar condicionada a ocupar cargos u ostentar candidaturas, siempre el proyecto de nación estará por encima de cualquier aspiración personal.

A nadie es ajeno que la voz y voluntad de Obrador es la que inclina la balanza para un lado o para otro, aunque los procesos internos de Morena jugarán un papel importante, el deseo del Presidente será el que determine quien da mayores garantías de continuidad a su gobierno, porque ante una oposición debilitada y sin propuesta, es casi un hecho que Morena seguirá guiando el rumbo del país desde el despacho ubicado en Palacio Nacional.

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