El pasado martes, a nombre de Acción Nacional, hice un posicionamiento en la comparecencia de Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana del gobierno gederal, con la intención de compartirle el sentir de las y los queretanos. Nuestro país se está desangrando día con día y pareciera que, sencillamente, no existe voluntad de que eso cambie.

Comencé por realizar una denuncia muy puntual: es evidente el abandono del Gobierno Federal a los municipios y, señaladamente, a las policías municipales. De forma consecutiva, en el Presupuesto de Egresos de la Federación se dejó sin un solo peso la seguridad pública y la prevención del delito en los municipios.

Esto es muy grave: abandonar a las policías municipales es abandonar a la gente en las colonias, en las calles y en las escuelas, que son los lugares donde más se requiere apoyo. Los recursos para seguridad pública en los municipios no son menores: se traducen en más patrullas, cámaras de vigilancia, y equipamiento para los policías. Recordemos que el dinero de la ciudadanía lo maneja prácticamente en un 80% la Federación, y sólo 4% los municipios.

En los municipios está la mayor prioridad de las familias. En los hogares es donde se vive la preocupación de que todos lleguen salvos a casa después de trabajar; después de ir a la escuela o alguna reunión. En contraste, en nuestro país “quien la hace no la paga”, sino que además se le felicita. Recordemos cuando el Presidente de la República felicitó a la delincuencia organizada por “portarse bien” en las elecciones, a pesar de que hayan sido las más sangrientas de las que se tenga registro.

La estrategia federal en materia de seguridad es un completo fracaso; la Guardia Nacional no ha dado resultados. Sirve como ejemplo mencionar que en 2018 la Policía Federal con 33 mil elementos realizó 21 mil detenciones; en 2020, con más de 100 mil elementos, apenas realizó 9 mil detenciones. Los decomisos de drogas y armas han reducido a un tercio y estamos en el mínimo histórico de detención de capos del narcotráfico.

Existen casos incluso más penosos para la sociedad mexicana que reflejan el fracaso de la política de seguridad. México sigue sin olvidar lo que ocurrió en Culiacán, cuando habiendo detenido a un capo, se le dejó en libertad. En lo que va del sexenio, esta administración ya rebasó los 100 mil homicidios dolosos, el triple que cualquier otro gobierno en el mismo periodo de tiempo. También es indispensable remarcar la tragedia que implica que en nuestro país diariamente se asesine a una mujer menor de edad y estamos en el país más peligroso para ejercer el periodismo, después de los que se encuentran en guerra.

Quedaron muy lejos las soluciones y las varitas mágicas que proponían Morena y López Obrador. Hoy, él y sus legisladores lo único que ofrecen son excusas, pretextos, justificaciones y calificativos o insultos. El tiempo se está acabando; México no puede esperar más. Acción Nacional no acompañará propuestas de seguridad si siguen la insensibilidad, la inacción y la falta de humildad para reconocer errores. Recuperar la tranquilidad de nuestras familias es tarea de todos y nuestra máxima prioridad, pero el primero en dar muestra de esa voluntad, debe ser el Presidente.

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