Llevamos ya tres semanas en agenda con el tema de la residencia de lujo en Texas del hijo mayor del presidente Andrés Manuel, José Ramón, y por primera vez en su sexenio, AMLO no controla la narrativa de la discusión pública y eso lo tiene en una crisis que él mismo y sus colaboradores han profundizado con cada gazapo en el caso que la prensa opositora a su gobierno ha llamado como la Casa Gris.

El tema pudo haber sido atajado desde el inicio encajando estoicamente el golpe y minimizarlo para así retomar el control de la agenda, pero lejos de eso, Andrés Manuel reaccionó al estilo José López Portillo de “son mi piel, no los toquen”, y cometió una embestida que no sabemos cuánto le pueda costar.

Cuando está acorralado, AMLO no conoce otro estilo de política que la famosa huida hacia adelante; en vez de replantear, sigue al frente sin importar las consecuencias.

Por ello, declaró la guerra a los medios que rompieron la simulación de su discurso, como Loret de Mola y a todo aquel que decidiera retomar el tema, como Aristegui.

Paréntesis: Loret de Mola es indefendible por el caso Florence Cassez, pero eso no significa que lo que presentó sea falso. Y resalto eso, solo “lo presentó”, porque los autores de la investigación son Raúl Olmos, Verónica Ayala y Mario Gutiérrez Vega, de Mexicanos Contra la Corrupción.

Pero el presidente, en su huida hacia adelante tenía que construir un enemigo para golpear y escogió a Carlos Loret de Mola, lo cual generó diversas reacciones y hasta apoyos inverosímiles como el de TodosSomosLoret. Y más, porque López Obrador de manera ridícula pidió al INAI que revelara cuánto gana el periodista. Y siguió con el ridículo: con un power point mal editado dio a conocer presuntas cantidades millonarias de lo que gana quien fuera periodista estelar en Televisa.

La estrategia era desacreditar a quien dio a conocer la nota. O en términos periodísticos: matar al mensajero. Y allí es donde cometió el error. Esto se tomó como una embestida de la figura presidencial contra un particular y contra un periodista, con mala reputación, pero periodista al fin y acabo.

De inmediato, el gremio periodístico reaccionó, no en defensa de Loret sino en defensa propia por los múltiples asesinatos de periodistas que han sucedido este año y que la mayoría no han sido esclarecidos y porque desde las mañaneras se atiza el fuego contra periodistas sin importar si ganan millones o 50 pesos por nota. Por ello, comenzaron las protestas de los reporteros contra las figuras políticas de Morena.

¿Qué podemos concluir parcialmente de esto? Que ni Loret es la medida de la libertad de prensa ni el presidente López Obrador es la encarnación de la patria como absurdamente dijeron los senadores de Morena. En su huida para adelante para recuperar la agenda y su narrativa, AMLO logró lo que nadie: rehabilitar a Loret como periodista y que el gremio periodístico protestara como uno solo a nivel nacional.

Google News

TEMAS RELACIONADOS