Locuacidades de AMLO para ocultar sus fracasos. Al presidente le preocupa más su popularidad que resolver los problemas que enfrenta como gobernante. Incluso culpa a su gente de confianza, a quienes termina por sacudirse y despedirlos argumentando que no basta ser honestos, principal virtud para contratarlos, aunque no tengan experiencia alguna en la materia. Hoy acusa al personal que contrató de “perder fuerza y ánimo” en los cargos, por eso los remueve. 
 
El cinismo le quedó corto a López Obrador. Afirma que está dispuesto a bajar su popularidad a 6, pero no dará dinero a los “chayoteros”, a quienes quitó miles de millones de pesos, razón por la cual lo critican; que podría subir la aceptación de su popularidad a 8 si soltara esos 20 mil millones de pesos que destinaban a los periodistas y a los medios que hoy lo critica tanto, como es el caso del accidente del Metro, quienes no se ocuparían de nada, se hubieran quedado callados. 
 
Lo cierto que el dolor que le genera al super ego del presidente, tiene causas tangibles, reales, desastrosas que prefiere omitir, por ello genera especulaciones y llega a conclusiones manipuladas para no reconocer su ineptitud para gobernar. Ha causado serios problemas a los mexicanos por su aberrante conducta displicente. Muchos de sus seguidores han dejado de creer en él, consecuencia de su irresponsabilidad, siempre culpando a otros de sus mentiras, mala fe y caprichosa toma de decisiones.

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