El 21 de agosto hubo renovación de la dirigencia en Morena. Es importante el suceso a la luz de los nuevos tiempos políticos en México, ya que la existencia de una izquierda guiada por principios e ideales sólidos sería de gran beneficio para estimular la vida democrática en el estado de Querétaro.

En Morena existen desafíos e incertidumbres a remontar en el porvenir. La primera acción, tal vez sea, generar una identidad política robusta para resolver la contradicción entre movimiento y partido, así como mostrar, en consecuencia, a los ciudadanos un proyecto sociopolítico consecuente con la nueva realidad queretana.

En la parte del “movimiento social” no hay dudas, es de todos sabido, lo lidera el presidente de la república con la experiencia de una larga lucha comprometida con los pobres del país; en cambio, el partido político pudiera no dejar de ser tan solo una agencia de colocación de empleos.

Vale decir, los partidos políticos, en general, se crearon como vehículos extraordinarios para competir por la gran diversidad de puestos de elección popular para arribar al “poder político” y desde ahí construir un proyecto integral para el beneficio de la sociedad en su conjunto de acuerdo a sus intereses particulares.

La recién estrenada dirigencia morenista enfrenta la demanda política de dar paso a la formación de una nueva generación de líderes para un innovador y creativo activismo político e intelectual; dispuestos y capaces para animar el debate en aras de mejorar la calidad de vida de los queretanos. La ausencia de un movimiento de izquierda en la historia de Querétaro está más que probada. Sin embargo, la coyuntura de la prevalencia de Morena a nivel nacional donde gobierna la mayoría de los estados del país, le da grandes oportunidades al partido guinda en esta región para ganar más espacios tanto en el Poder Legislativo como el Ejecutivo.

Por ahora, Morena padece de hemiplejía a consecuencia de los grupos de presión e interés que han pugnado por el control de la dirigencia:

1. Los pioneros, formadores originarios del partido;

2. Los universitarios, provenientes de la Universidad Autónoma de Querétaro;

3. Los expanistas, y

4. Los expriistas.

En el tenor del espíritu del tiempo actual, lo ideal sería amalgamar en Morena una ideología política propia para darle unidad tanto al movimiento como al partido. Este paso está lleno de riesgos ya que no interpela a los ideales sino también a la integridad.

Asumirse de “izquierda” implica abrazar una identidad política para la acción en consecuencia. En rigor, los pesos y contrapesos son importantes en todo régimen político, un partido de izquierda renovado y fuerte contribuiría al florecimiento de una democracia al estilo queretano, permitiéndole a los ciudadanos contar con otra opción, máxime cuando el PRI y el PAN se empeñan en deslizarse hacia la baja.

Hay una sobrecarga de demandas de ciudadanos y de movimientos sociales donde los viejos partidos ya no son los catalizadores de antaño, por esta razón están volteando a mirar a Morena. Nuevas demandas sociales, nuevos partidos políticos, esta es la moraleja actual.

En alguna ocasión el politólogo italiano Umberto Cerroni dijo que la democracia exige una política renovadora y continuas reformas de la estructura social, porque la demanda creciente solicita una respuesta abierta y sensible al progreso. La oportunidad ahí está...

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