Se ha hecho historia en Querétaro. El viernes en la madrugada entró en vigor la ley que aprueba el matrimonio igualitario en la entidad. Es un suceso trascendental por una variedad de razones, todas teniendo como común denominador el progreso social. ¿Qué apuntes se pueden colocar de este acontecimiento?

Tras varias semanas desde que el Congreso local aprobó en septiembre pasado la iniciativa de cambio en el Código Civil de Querétaro permitiendo el matrimonio igualitario, se esperaba la publicación de la reforma. El periodo siguiente fue uno de constante incertidumbre, puesto que la iniciativa aprobada pasó por un proceso de revisión por la nueva administración gubernamental, misma que pudo haberla vetado. Pero no sucedió. Finalmente, este viernes llegó la publicación.

Esta —ahora— ley es relevante por una serie de cuestiones. Una de ellas es que termina con la discriminación hacia un grupo de la sociedad en Querétaro, que históricamente ha sido socavado por los cánones tradicionales de la religión y de los entendimientos sociales. Hoy en día esta discriminación termina al contar los miembros pertenecientes a la comunidad LGBT+ con el derecho pleno de formar un matrimonio y eso es motivo de celebración para absolutamente toda la sociedad en el estado.

Otra cuestión es que esta ley nos acerca a todas las personas a un espacio más incluyente, igualitario y progresista en nuestra sociedad. Suena muy fácil decirlo y por momentos pareciera un resultado que damos por hecho, pero para comprender la magnitud de este suceso hay que recordar que la comunidad LGBT+, así como ha sucedido en la historia con muchos otros grupos vulnerables, ha sido maltratada, menospreciada y discriminada severamente sólo por el hecho de ser “diferente” a otros grupos en la sociedad.

Los triunfos sociales de reconocimiento y protección que ha tenido la comunidad LGBT+ en realidad se han obtenido en los pasados años y décadas, es decir, hace muy poco tiempo en comparación con los obstáculos longevos que se les ha impuesto.

Por ello, el avance en sus derechos, como el que se ha conseguido en los pasados días, resulta trascendental para el mejoramiento de su vida y protección.

Un siguiente apunte de lo que significa esta nueva ley, y que para nada debemos perder de vista, es que ha sido el producto de la lucha y activismo de muchas personas dentro y fuera de la comunidad LGBT+ a lo largo del tiempo. Éstas, siendo defensoras de los derechos humanos, activistas, académicas, políticas, etc., permitieron que se pudiera llegar a esta realidad. Esta ley es un triunfo de ellas para toda la sociedad, puesto que genera un precedente para todas las luchas sociales, alimentando las pasadas y fortaleciendo las venideras.

Finalmente, hay que comprender que esta nueva ley nos manda un mensaje muy claro: los derechos deben ser gozados, sin excepción, por todas las personas en la sociedad. Es inadmisible que haya personas que sean discriminadas por motivos de género o cualquier otra razón. Debemos entender que una sociedad incluyente, igualitaria y progresiva no sirve para unos individuos, sino para todo el colectivo.

niels.rosas@gmail.com

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