En el 2017, tras una oleada de acusaciones en contra del productor cinematográfico Harvey Weinstein, revivió el movimiento #MeToo, un hashtag que fue utilizado por mujeres dentro de la industria cinematográfica para denunciar en redes sociales el acoso psicológico y sexual del cual fueron víctimas en algún momento.

La invitación fue a denunciar a través de este hashtag si habías sido acosada o violentada sexualmente y, a tan sólo unas horas, fueron mas de 14 millones de tweets los que habían sido generados. De pronto ya no sólo era algo que competía sólo a la industria cinematográfica, las denuncias se extendieron a otras como los medios de comunicación, finanzas, tecnología, deportes, arte y hasta la política. En México, actrices, periodistas, comediantes, dramaturgas, escritoras y de muchas otras profesiones, también denunciaron agresiones.

Fue así que a través de un hashtag se abrió un espacio en el que las mujeres tuvieron la oportunidad de alzar la voz, contar sus historias y compartir con otras experiencias de hostigamiento sexual, violencia y abuso de poder del cual habían sido víctimas.

Fenómenos como estos son a los que Henry Jenkins (2016) refiere como política participativa, la cual describe como “el punto donde la cultura participativa se encuentra con la participación política y cívica, donde el cambio político se promueve a través de mecanismos sociales y culturales en lugar de instituciones políticas establecidas” (p.2). A través de estos espacios los ciudadanos resaltan su capacidad para expresar sus preocupaciones políticas a través de la producción y circulación de medios.

En el libro By any media necessary, Jenkins (et al) hacen referencia a movimientos sociales de gran impacto como la Primavera Árabe o el Ocuppy Wall Street como ejemplo de comunicación en red para construir un nuevo imaginario político. Esto, de acuerdo a Castells, se convierte en una respuesta ante la necesidad de espacios ante la ocupación de los ya existentes por parte de los intereses de las élites dominantes.

En en este sentido que el internet se ha convertido un nuevo espacio público que ha sido utilizado para construir nuevos sentidos de comunidad y de construcción de un nuevo sentido de libertad.

Si regresamos al ejemplo del movimiento #MeToo, su verdadero origen fue en el 2006, cuando la activista Tarana Burke abrió una cuenta de MySpace para atender a mujeres de comunidades marginadas que habían sido víctimas de algún tipo de violencia sexual, después de una experiencia en la que ella, al escuchar una joven de 13 años que había sido abusada por su padrastro y no pudo decirle “yo también”. Así fue cómo, y después de la obtención de un financiamiento, la organización comenzó a atender casos de este tipo en todos Estados Unidos.

Al respecto, Jenkins (s.f.) refiere que:

La disponibilidad de las comunicaciones en red ha brindado a más personas acceso a los medios para expresar su voz, ha aumentado la conciencia pública y gubernamental sobre la diversidad de voces que buscan ser escuchadas y ha llevado a una nueva consideración sobre qué tipos de espacios y plataformas se necesitan (p.17).

El internet ha generando así nuevos espacios de participación no convencionales y en los que además, comienza una participación de los jóvenes, una que no sólo refiere a una preparación del mundo adulto, sino que “sino que también es significativo en sus propios términos como una intervención en los debates centrales de nuestro tiempo” (Jenkins, 2016, p.7).

En el caso de #MeToo, mujeres de todas las edades y partes del mundo alzaron la voz, bajo diferentes contextos y en diversos canales, jóvenes abrieron estos espacios de denuncia en universidades y hasta preparatorias. Tal y como lo menciona, la utilización de los diferentes medios y plataformas para denunciar, es ejemplo de cómo se puede amplificar significativamente las voces de los jóvenes políticamente activos.

Tras esta oleada de denuncias, los feminismos tomaron mas fuerza y a través de redes sociales, se comenzó un diálogo sobre prácticas machistas que han sido normalizadas durante siglos, una misogina que ha constituido agresiones y abusos durante muchos años.

Sin embargo, cabe reconocer que no todas las personas tienen acceso a internet y es ahí donde radica la importancia de que estas discusiones salgan de lo virtual y tengan presencia en espacios físicos. He aquí donde radica una de las ideas del texto “By any necessary media”, refiere a la utilización de cualquier medio para la generación de esta política participativa a la que refiere, la forma en la que a partir de las prácticas de la cultura participativa se transfiere hacia lo político.

A través de marchas, protestas y diferentes formas de manifestación, el movimiento #MeToo tuvo una repercusión en la conversación en todo el mundo sobre violencia sexual, abuso de poder, machismo, etc., temas que han ido creciendo con el tiempo y han llevado a replantarse diferentes aspectos. Tan sólo en Estados Unidos, hubo más de 452 denuncias y en México, además, también han habido casos que han llevado a la destitución de puestos.

Dentro de los casos más recientes está el rechazo al nombramiento del escritor Pedro Salmerón como Embajador de México en Panamá, una noticia que no fue bien recibida por las acusaciones que hubo con el hashtag #MeToo en contra el historiador. Tras el anuncio y con un nuevo hashtag (#UnAcosadorNoDebeSerEmbajador), mujeres en todo el país mostraron su descontento y si bien, estas protestas no fueron bien recibidas por el gobierno federal, el gobierno panameño tomó una postura al respecto y emitió un comunicado en el que rechazó este nombramiento, lo que eventualmente llevó a la renuncia de Salmerón.

Como se refiere en el texto de Jenkins, Malcolm Gladwell (2010) afirma que “las llamadas revoluciones de Twitter se basan en lazos sociales débiles y no motivan a los participantes a arriesgar sus vidas. No se equivoque: lo que estamos describiendo aquí no es una revolución de Twitter” (p.23); sin embargo, a lo largo de los últimos años hemos visto que estas llamadas “revoluciones en Twitter”, realmente están teniendo un impacto dentro de las discusiones sociales que han llevado a acciones políticas. Probablemente aún se esté en camino para la construcción que está ampliando las practicas políticas y cívicas contemporáneas.

Alondra Jiménez Estrada

es estudiante de la Maestría en Comunicación y Cultura Digital y fotógrafa.

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REFERENCIAS

Jenkins, H., Shresthova, S., Gamber-Thompson, L., Kligler-Vilenchik, N., & Zimmerman, A. (2018). By any media necessary: The new youth activism. New York University Press.

¿Cómo surgió el movimiento Me Too y cómo revivió en México? (2019, marzo 27). Animal Político. https://www.animalpolitico.com/elsabueso/como-surgio-el-movimiento-me-too-y-como- revivio-en-mexico/

Periodística, E. (2019, mayo 22). ¿Qué impacto ha tenido el movimiento #MeToo en las redacciones a tres años de su estallido? Fundación Gabo. https://fundaciongabo.org/es/ etica-periodistica/debate/que-impacto-ha-tenido-el-movimiento-metoo-en-las- redacciones-tres-anos-de

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