La semana pasada se suscitaron dos eventos de alta relevancia para la segunda fuerza política de México. Uno de ellos fue el novedoso video de Ricardo Anaya en el que manifestó que se exiliará. El otro es el anuncio de Francisco Domínguez, gobernador de Querétaro, en el que declara que la siguiente semana notificaría si participará o no en el proceso para contender por la presidencia nacional del Partido Acción Nacional (PAN). ¿Qué implicaciones tienen entre sí ambos sucesos?

Sorprendió a muchos el video de hace unos días en donde Anaya, excandidato a la presidencia de México por el PAN, explicó que se exiliará a raíz de lo que él afirma que es una persecución política de la 4T contra su persona. Tras recibir un citatorio de la Fiscalía General de la República (FGR) para esclarecer el enorme y enraizado caso de Odebrecht, el panista declaró que la situación era una maniobra de Andrés Manuel López Obrador para detenerlo y privarlo de sus derechos políticos de cara a las elecciones de 2024.

Aquí surgen varias interrogantes, por ejemplo, si Anaya se declara inocente, como lo ha hecho desde el inicio de las acusaciones, ¿por qué exiliarse? Ciertamente “el que nada debe, nada teme”. Pero, por otra, parte sabemos que los gobiernos de nuestro país han utilizado la justicia a su favor, y —hay que decirlo— el actual no es la excepción, a pesar de la palabrería y narrativa populista de López Obrador.

Tan fácil es señalar la persecución de la Unidad de Inteligencia Financiera hacia rivales de la 4T, pero no contra sus integrantes y aliados; o haber dirigido los recursos de la FGR y el CONACyT (por mencionar un par de ejemplos de los muchos que hay) a favor de lo que sus respectivos titulares atienden para seguir las instrucciones del mandatario; o apoyar y gestionar la permanencia del ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación como gesto de alianza entre los poderes, que deberían ser autónomos entre sí.

Pero fuera de ello, lo que es invariable es que si se tiene sospecha de tal o cual agente, su investigación es lo único que nos puede escalecer si merece ser castigado o no, sin embargo, este procedimiento debe ser parejo para todos dentro y fuera del gobierno, como por ejemplo, a los hermanos del Presidente y otros de sus allegados. En este contexto, qué raro que López Obrador no propuso una consulta popular para investigar y citar a comparecer a Anaya, al final de cuentas así es como sugirió que se debía proceder la justicia, ¿no?

Esto nos lleva a Domínguez. Es incierto la duración del exilio de Anaya, como puede acabar pronto, como puede prolongarse más de lo estimado. En cualquier caso, este vacío en el PAN permite a otros actores de peso continuar con su fortalecimiento, como es el caso del actual gobernador de Querétaro, quien ha manifestado en varias ocasiones que podría buscar la presidencia del partido blanquiazul, que a todas luces es evidente.

Tras las negociaciones, pláticas y cabildeo entre líderes panistas que muy seguramente continuarán en los siguientes días, se podrá apreciar la fuerza política de quienes levanten la mano para contender por la presidencia del PAN. Aunque surge la duda, ¿el proceso será tan rudo como hace unos años con Anaya o gobernará la unidad del partido?

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