Dicen que tenemos la clase política que merecemos. No coincido, me encuentro convencido de que las y los queretanos no hemos hecho nada tan grave como para tener semejantes representantes populares, todas y todos de pena ajena. Empecemos por quienes hoy en día representan la oposición a nivel local, donde el PRI no pinta para nada y corren el riesgo de perder el registro en 2024. Los escándalos a nivel nacional de su dirigente y el poco arrastre que tienen en la entidad, les pronostica un descalabro del que probablemente no se levantarán.

El Partido Verde es una institución extraña, funge más como una agencia de colocación que una organización política, su ideología es nula, regularmente alejados de las verdaderas causas ambientalistas y regidos bajo el pragmatismo absoluto, mismo que los alinea a nivel nacional con el gobierno de AMLO, pero que a nivel le rinde pleitesía a la administración blanquiazul. Querétaro Independiente, ya en la extinción, solo cumplió su objetivo de restarle votos a los opositores del PAN y prestarles el nombre a las y los legisladores que hoy siguen la agenda de Acción Nacional. El PT y MC poco o nada abonan a la vida pública del estado, con la ausencia de registro su única misión es conseguir base social que sume a qué sus respectivos partidos a nivel nacional conserven el registro; mientras que el PRD es por mucho el partido más patético en lo local y en lo nacional, dicen las voces populares que sólo para dar vergüenza sirven.

Llegamos a Morena, donde sus cinco diputados locales llegaron por el camino plurinominal, todos ajenos al obradorismo y con una participación gris en la LX Legislatura. La esperanza de dicha bancada era la diputada de Amealco, quien definitivamente nos dejó en espera de ver una genuina lucha por la dignidad. Esto es muestra que la ciudadanía no es ilusa y difícilmente le dará su voto de confianza a perfiles de mala reputación que se han colado a las filas morenistas, con la promesa de poseer un gran capital político y con la sorpresa de que su mayor capital es endulzar oídos a base de discursos demagógicos.

Con seguridad el único que representa la esencia de la cuarta transformación es el Senador Herrera, quien con el ejemplo continúa callando bocas, a su estilo, siempre apegado a sus convicciones.

Finalizamos con los panistas, quienes ya no saben de dónde brotan los problemas y cuya solución ha sido la represión hacia aquellos que no coinciden con la postura oficial. Sin embargo, al interior es notable que hay una marcada división entre diferentes protagonistas, porque mientras unos acaparan los titulares por cargar un diablito con cajas vacías, otros simple y sencillamente han sido relegados de los tan ansiados reflectores.

Tiempo al tiempo, la fractura del PAN en Querétaro es una realidad, eso es una oportunidad de Morena, siempre y cuando el cambio de timón esté comandado por alguien con altura de miras, sin pasado escabroso y con la convicción de que desde la organización popular se puede dar un cambio de rumbo a Querétaro.

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