Continúa el juego electoral en la cancha de las autoridades judiciales. Una de las salas especializadas del TEPJF, volvió a resolver que el presidente de la República vició el proceso de campañas con intervenciones prohibidas por la Constitución, en las mañaneras de los días 5, 6, 7 y 11 de mayo, haciendo propaganda política en favor de su partido. La misma sala sanciona al coordinador de Comunicación Social y vocería del Poder Ejecutivo, así como al director del Centro de Producción de Programas Informativos y Especiales, por difundir publicidad política utilizando recursos públicos.

Desde Madrid, España la presidenta de la Barra Mexicana de Abogados, Claudia de Buen, en el debate organizado por World Law Fundation, denunció la grosera acusación del Presidente de la República, al llamar “traidores a la patria” a los abogados que defienden empresas extranjeras y a las mujeres las ha menospreciado, hizo hincapié en que la ley se cumple, no se acomoda a caprichos del gobernante.

Mientras que, al unísono el ministro Arturo Zaldívar, presidente de la SCJN, al momento de tomar protesta a 99 nuevos magistrados del Poder Judicial, advirtió que “vivimos en una sociedad polarizada”, en clara alusión a López Obrador; y son presionados por poderes institucionalizados, fácticos, mediáticos y económicos, por ello deben estar blindados frente a cualquier presión; sin independencia judicial no hay Estado de Derecho y sin este no hay democracia.

La concatenación de estos hechos nos lleva a la reflexión sobre el peligro que enfrentamos los mexicanos ante un gobierno arbitrario y populista como el de López Obrador. El presidente viola abiertamente la Constitución sin consecuencia alguna; amenaza a los abogados litigantes por ejercer la defensa de los derechos de terceros y es denunciado desde el extranjero en un foro internacional; mientras el presidente de la SCJN alude a las presiones de los abusos de poder institucionalizados, sin pasar por alto otras fuerzas represivas que intimidan y debilitan la independencia del Poder Judicial.

AMLO nos arrastra al quicio del precipicio de la intolerancia y el abuso del poder, hace peligrar la democracia para instaurar institucionalmente el autoritarismo que le caracteriza, se mueve en terreno fangoso propicio para hundir a las instituciones democráticas creadas para contener los abusos de poder. El Presidente de la República aplica su moldeable “justicia”, pasando por encima del Estado de Derecho, mientras ahonda la polarización de la sociedad.

Analista legislativo. @HectorParraRgz

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