Olmo Martínez

Seguimos ganando terreno los taurinos

México es diverso, e incluye tradiciones que incomodan a algunos

OLMO

MARTÍNEZ

La corrida navideña en San Juan del Río llega marcada por la incertidumbre. Los amparos promovidos por grupos minoritarios de animalistas vuelven a poner sobre la mesa un debate que ya no es nuevo, pero que sí resulta cada vez más desgastante: el intento de cancelar tradiciones enteras a partir de una visión única y excluyente. No es solo una corrida la que está en juego, es la continuidad de una expresión cultural que ha acompañado por décadas la vida social del municipio.

En contraste, la postura del alcalde Roberto Cabrera ha sido clara. En San Juan del Río, la fiesta brava es parte de la identidad local y se asume como tal. Defenderla no significa desconocer otras sensibilidades, sino entender que gobernar también implica proteger aquello que da sentido y pertenencia a una comunidad. En tiempos de ambigüedades políticas, esa claridad se agradece.

Por otra parte, ayer vi una escena en la Plaza de Toros Santa María, en la capital queretana, y resume mucho de lo que hoy ocurre con la tauromaquia en México. Verla prácticamente detenida provoca enojo y desánimo. No por nostalgia vacía, sino por la evidencia de cómo decisiones tomadas desde el desconocimiento y la superficialidad han ido apagando una actividad que genera cultura, empleo e identidad. Reducir el debate a consignas fáciles es una forma de renunciar a la discusión profunda. Peor aún es tener el permiso para llevar a cabo corridas de toros y decidir dejarla al olvido como a una viejita en un asilo sin que nadie vaya a verla.

Hoy, San Juan del Río representa algo más que una fecha en el calendario taurino. Es la posibilidad de sostener una tradición viva, con respeto y convicción. Que la polémica no nos haga olvidar lo esencial: la convivencia, la identidad y el orgullo local. Todos a disfrutar de San Juan del Río y que pasen una Feliz Navidad en la plaza de toros.

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