No hay plazo que no se cumpla, y este fin de semana Julián López partió plaza por última vez en su historia taurina, fueron dos despedidas en un fin de semana, pero quedó una incompleta.

El Juli se despidió como los grandes, llenando la Plaza de toros de Las Ventas, en su natal Madrid, y la Real Maestranza de Sevilla. Ambas con nostalgia y aduanas necesarias para ser figuras mundiales del toreo.

Despedida en Las Ventas.

El Juli, que en su primero dejó momentos entonados sobre la mano derecha, se mostró muy rotundo con ese segundo toro de su lote, el último de carrera en la Monumental madrileña, en una faena emocionante y muy bien acogida por los tendidos, que, tras la rúbrica de un certero espadazo, le granjea su tercera salida a hombros de su carrera en la Monumental madrileña.

Despedida en Sevilla.

Julián López —de burdeos y oro—, silencio y oreja. En su primero, el madrileño brindó a la afición mexicana de manera muy sentida.

El Juli dijo: “Este toro se lo quiero brindar a la afición mexicana. Que por capricho político no me he podido despedir en mi querida Plaza México y agradecerle todo el cariño que me ha dado, porque me abrió sus puertas, me ha hecho sentir como en casa y porque quiero mucho a México, va por ellos.

Para el último de su carrera, El Juli provocó lágrimas de otros toreros como José Mari Manzanares, quien reconoció la carrera del madrileño y que el público premió con una oreja.

La despedida incompleta de El Juli.

Así como lo dijo el torero madrileño, faltó su despedida en México, que le abrió las puertas pero también su corazón. Estoy completamente seguro que la Plaza México hubiera estado abarrotada para recibir y despedir al último niño pródigo del toreo mundial a Julián López “El Juli”.

Hasta siempre maestro.

Nos vemos en la plaza.

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