Se avecinan días intensos para la tauromaquia en México. La Feria de Otoño en Aguascalientes está por levantar el telón y, como siempre, las miradas de la afición se dirigen a la San Marcos. No se trata de una feria cualquiera: es el espacio donde los toreros ponen a prueba su madurez y el toro bravo encuentra un público que sabe valorar cada embestida. Aguascalientes promete tardes de competencia seria, donde no bastará con cumplir: habrá que convencer.
Mientras los carteles se anuncian y los toreros afinan su preparación, la batalla se libra también fuera de los ruedos. Los nuevos grupos disque antitaurinos con poder en la Legislatura arrecian su discurso, buscando prohibiciones que ignoran siglos de historia y cultura. Frente a ellos, la afición y los defensores de la tauromaquia redoblan esfuerzos: no solo se trata de mantener la tradición, sino de defender la libertad de elegir y se debe entender que Querétaro es y seguirá siendo taurino. El ruedo político y social está tan encendido como el de las plazas.
Se vienen tardes que pondrán a prueba a toreros, ganaderías y empresarios, pero también a la afición, que con su presencia seguirá demostrando que la Fiesta Brava no es un vestigio del pasado, sino una pasión viva que resiste y se engrandece con cada embestida. El clarín está por sonar, y con él, la emoción de un otoño taurino que promete dejar huella.