Este pasado viernes tuvo lugar una marcha estudiantil en nuestra capital queretana, misma que partió a mediodía desde la rectoría de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) y cuyo objetivo era manifestar el descontento existente hacia el nuevo esquema de subsidio del transporte público presentado por el gobierno estatal. ¿Qué implica este nuevo esquema? ¿Es legítima la marcha?
A esta marcha, en donde asistieron estudiantes de diversas facultades, entre ellas Filosofía, Ciencias Políticas y Sociales, Lenguas y Letras, Psicología, Contaduría y Administración, etcétera., de la UAQ, y a la que estudiantes de otras instituciones de educación superior se unieron, como del Instituto Tecnológico de Querétaro; buscaba manifestar su descontento ante el nuevo esquema de subsidio, y es que no sólo existe un aumento en la tarifa, pasando de ocho a 11 pesos en calidad de “general”, y de cuatro a nueve pesos en calidad de “preferente”, aumentos de 37.5% y 125%, respectivamente.
Pero ahí no acaba el problema, pues en principio todo estudiante debería tener el subsidio del gobierno al momento de usar el trasporte público; sin embargo, no parece que sea esa una realidad.
De poco más de 30 mil estudiantes que están inscritos en la UAQ, apenas 4 mil, es decir, poco más de 13% del universo de la máxima casa de estudios de Querétaro, han sido considerados para recibir este subsidio del gobierno, dejando aproximadamente a 87% de los estudiantes universitarios sin él, quienes son forzados a pagar nueve pesos por viaje y cinco con cincuenta centavos por transbordo, algo realmente inadmisible. Ahora, estos datos son sólo de la UAQ, ¿qué hay de las demás instituciones de educación media y superior? ¿Cuántos de sus estudiantes poseen el subsidio del gobierno?
Y bien, esta marcha, totalmente legítima por cierto, pues más allá de ser estudiantes, son ciudadanos quienes están en todo su derecho de manifestarse; no sólo se centró en el descontento del nuevo esquema inicuo de subsidio, sino también en exigir un transporte público de calidad. Y es que es injusto no sólo por el aumento vertiginoso de las tarifas y del poco subsidio del gobierno, sino que es incoherente, pues quizá este aumento sería justificable si las condiciones de las unidades del transporte público fuesen óptimas para el uso de los estudiantes y de las personas en general, o si al menos estas unidades pudieran llegar a más espacios de Querétaro y conectar más la ciudad.
No obstante, ninguno de estos dos casos es una realidad: aunque algunos camiones son recientes, hay otros que son muy viejos y sin mantenimiento, lo que no sólo contamina más al medio ambiente, sino que representa un peligro para sus conductores, usuarios y público general transeúnte o que viaja en sus vehículos privados; y por otra parte, las rutas no logran cubrir toda la ciudad —o al menos gran parte de ella— lo que, en sinergia con la anterior idea, genera que el público opte por no hacer uso del transporte público y haga uso de su propio vehículo, lo que de nuevo genera y multiplica la contaminación, eleva la temperatura de la ciudad y puede provocar embotellamientos. Ante este análisis, que desde luego lo debería tener el gobierno, la actual administración estatal tiene que poner manos a la obra para mejorar las vías de comunicación y las unidades de transporte público para así incentivar a la población a dejar los vehículos privados.
Por otra parte, la presencia de la rectora y demás funcionarios de la UAQ es una muestra no sólo de solidaridad ni de estar de acuerdo con la causa, sino del respaldo proveniente de la máxima casa de estudios hacia los mismos estudiantes, situación que inyecta presión y hace aún más legítima tanto la marcha como las exigencias hacia el Instituto Queretano del Transporte.
Esperemos que tenga una respuesta positiva para el bien de la población.
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