Nos encontramos a una semana de las elecciones más grandes en la historia de nuestra nación. Tras un sexenio con muchos vaivenes, estos comicios del 2 de junio darían un paso para cerrar una etapa y comenzar otra. Si bien las tres candidaturas han competido arduamente para acaparar el apoyo electoral, sólo una será la victoriosa que ocupe su espacio en Palacio Nacional. ¿Qué movimientos se han registrado en los últimos momentos de la campaña electoral?

Atravesamos hoy en día un momento determinante para la política de México, podría representar la continuidad del gobierno en turno o un cambio en la dirección del país. La competencia por la Presidencia del país ha presentado varios momentos interesantes. Desde la fase no oficial, en la que hubo elecciones internas en los partidos, hasta la carrera directa entre las candidaturas. Ahora, la etapa final nos deja todavía con incertidumbre en torno a quién ganaría los comicios.

Desde luego, hay opiniones divididas en la percepción de la ventaja de las candidaturas en las preferencias electorales. Muchas encuestas aseguran que la morenista Claudia Sheinbaum se encuentra en el primer lugar, mientras que su principal contrincante, Xóchitl Gálvez, la sigue en un insistente segundo puesto. De lejos, el tercer escaño lo absorbe el emmecista Jorge Álvarez Máynez, que, si bien suena muy complicada su victoria en las elecciones, su participación ha mostrado otros tintes para la política mexicana.

En este último punto se centra una de las incertidumbres centrales de los grupos políticos y del electorado en general. Antes del tercer debate, Luis Donaldo Colosio Riojas, integrante reconocido de Movimiento Ciudadano, puso sobre la mesa una posible vinculación entre el candidato presidencial de su partido y su similar de la coalición Fuerza y Corazón por México. La propuesta provoca mucho interés para ambas partes, puesto que Gálvez podría subir en las encuestas, acercándose a Sheinbaum; mientras que Máynez podría negociar algunos puestos en el gobierno de oposición. Todo lo anterior, se conduciría en detrimento de Morena, por lo que la estrategia abonaría para los intereses mutuos de las partes.

A pesar de ello, esa posibilidad se ha diluido en los últimos días, puesto que no se ha registrado ninguna intención de declinación de ninguna candidatura en favor de otra. Tampoco parece que el candidato del partido naranja abandone la contienda, como se sospechó desde un principio a raíz del poco apoyo conocido hacia él. De esta manera, el voto del electorado que apoya a la oposición política finalmente se dividiría, permitiendo un terreno más fácil para la candidata oficialista.

Todavía se pueden presentar cambios en las preferencias electorales, pero también en las alianzas políticas a través de acuerdos de último minuto. Se percibe difícil que suceda, pero hay que recordar que son momentos cruciales para las fuerzas de oposición, por lo que no debemos descartarlo. En cualquier caso, el electorado tendrá la decisión final, por lo que, aunque haya encuestas o no, o alianzas en el último suspiro, el voto de las y los ciudadanos debe hacerse realidad para participar en nuestra democracia y elegir el futuro de México.

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