En Morena finalmente se decidió quién ostentaría su candidatura para la presidencia del país en 2024. Es Claudia Sheinbaum quien representará al partido oficialista, mientras que Xóchitl Gálvez liderará a las fuerzas de oposición. Será un interesante choque que se estará poniendo color de hormiga a medida que transcurren los siguientes meses, por lo que las decisiones de hoy deberán ser tomadas con la mayor astucia posible.
En este contexto, dichas decisiones involucran no sólo a las candidatas, sino a otros actores políticos, como el actual presidente, Andrés Manuel López Obrador, y el hasta hace poco precandidato morenista Marcelo Ebrard. A pesar de que la mayor atención la concentren Sheinbaum y Gálvez, estas otras figuras también pueden influir en el curso de la política mexicana en los siguientes meses.
Si bien en Morena la elección de Sheinbaum para la candidatura presidencial es algo que gustó a muchos militantes, no a todos les ha parecido la mejor decisión. Mucho se ha dicho de que ella era la candidata de López Obrador desde un inicio, por lo que no sorprende que haya sido seleccionada para representar a los morenistas en los comicios presidenciales del próximo año.
No obstante, las quejas que se han presentado del proceso de elección de la candidatura presidencial dentro del partido oficialista dan cuenta de lo poco transparente y parcial que fue la selección. Ebrard denunció malas prácticas, inconsistencias, falta de claridad y criterios erráticos en la elección y las encuestas realizadas. Incluso después, algunos militantes de Morena esclarecieron que el peso de las respuestas en las encuestas tenía un valor diferente dependiendo de la ubicación donde se efectuaron, lo cual generaba una discriminación hacia los votantes que participaron en este proceso de selección.
Ahora es tiempo de decisiones para Ebrard. Apuntó que no tiene cabida en Morena, por lo que formalizaría su movimiento, buscando que se convierta en partido político. De esa manera, él podría sostener más fácilmente las riendas de su destino político en su aspiración de devenir en presidente del país. Sería una buena opción, sin embargo, invariablemente tendría que competir con el partido guinda, ya sea frente a frente, o de manera interna si generan una coalición política para alguna elección.
Otra opción que el excanciller tiene es, en efecto, abandonar Morena para respaldar a Gálvez o a las fuerzas de oposición en las elecciones subsecuentes. Sería una decisión de peso, puesto que eso significaría romper con el partido oficialista y su líder de facto, López Obrador. Para la política del país sería muy interesante, pero no necesariamente para las aspiraciones presidenciales de Ebrard, al menos no en el futuro cercano.
Por otra parte, el mismo mandatario también debe tomar otras decisiones. Ya ejecutó una al apoyar a Sheinbaum para que se quedara con la candidatura morenista para las elecciones de la presidencia del país en 2024, pero aún falta ver si realizaría algún otro movimiento para negociar y convencer a Ebrard de permanecer en Morena. Si lo hace, significaría que el presidente reconoce la importancia en la autodenominada 4T de su aliado de décadas y que agradece el respaldo recibido de todos estos años juntos. Si no lo hace, entonces, en efecto, no tendría más cabida en el partido del tabasqueño.