El gobierno de Donald Trump recientemente ha detenido las operaciones de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, mejor conocida como USAID, por sus siglas en inglés, generando gran controversia y preocupación tanto en Estados Unidos (EU), como alrededor del globo. Muchos países y actores no estatales dependían de las actividades y recursos de esta agencia especializada en cooperación internacional. ¿Cómo impacta en el mundo, en México y en el mismo Washington?

La cooperación internacional ha sido uno de los instrumentos más importantes para asistir a naciones en sus más desesperadas necesidades, pero también para colaborar en temas de preocupación e interés mutuo. En la historia de EU, por ejemplo, hemos presenciado múltiples episodios de colaboración al exterior, como puede ser el icónico Plan Marshall, tras la Segunda Guerra Mundial, o la ayuda humanitaria conducida a África y Asia para aliviar la pobreza y la propagación de severas enfermedades, como el ébola o la malaria; o bien, el apoyo que destinó por dos décadas a los afganos tras la intervención militar de Occidente en 2003 que expulsó —temporalmente— a los talibanes de Afganistán.

Pero también la cooperación internacional permite desarrollar una especie de poder blando que se traduce en influencia política, principalmente hacia los países receptores. De esta manera, si bien el Estado que otorga el apoyo destina recursos hacia ajenos en vez de utilizarlos para algún interés interno, su recompensa es igual o incluso más elevada, puesto que además de mostrarse como un agente que protege y fortalece a sus aliados en asuntos de necesidad, puede influir en ellos e ir moldeando una agenda política acorde a sus intereses.

Así, Trump ha detenido el apoyo a proyectos de crucial importancia para millones de personas vulnerables alrededor del mundo. Estados y organizaciones no gubernamentales anteriormente receptoras del recurso de USAID se verán reducidos en sus operaciones. Para México, el golpe es significativo, considerando que el apoyo se dirigía a diferentes rubros, como el desarrollo social, el aborto seguro, la paz, seguridad, migración, etc. Y a la protección de algunas comunidades, como la LGBTQI+ y las mujeres.

Pero el impacto también es para EU, puesto que, con esta decisión, el país deja de ser protagonista en la cooperación internacional, dejando de asistir a naciones en temas delicados y de indispensable atención. Los reflectores para Washington comenzarán a apagarse y, con ello, su influencia en el globo se desvanecerá progresivamente, dejando un vacío que puede bien ser absorbido por otros Estados.

En occidente, la Unión Europea es un agente activo de cooperación internacional, pero a partir de ahora sus recursos estarán más dirigidos a Ucrania. Esto deja la puerta abierta para que otro actor asuma el liderazgo. China podría ser ese sucesor y, con ello, una nueva era de imagen y agenda política de Beijing podría construirse. Por ende, la decisión de Trump es muy costosa para su país y para otros en el globo, que ahora verán con desdén la protección que contribuya a los intereses de la Casa Blanca.

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