A menos de un mes para las elecciones más grandes de la historia de México, los movimientos y las tensiones proliferan. Una gran diversidad de encuestas se ha llevado a cabo para conocer la intención del voto por parte de los ciudadanos, mismas que, ante el contexto político del país, obtienen más importancia. ¿Qué consideraciones se deben tener presente en estos comicios?
Son 15 las gubernaturas en juego, es decir, casi la mitad de las entidades federativas del país, además de mil 926 ayuntamientos y alcaldías, y 300 diputaciones federales, entre otros puestos. Aquí es precisamente donde se inserta el contexto político que dota de mayor importancia a estos comicios.
Lo que se juega el 6 de junio es meramente definitorio para el futuro del país. La democracia es un juego con reglas, unas muy bien definidas y otras en construcción, pero invariablemente es un ejercicio que no se detiene ni se remonta al hecho de votar, sino que es constante e implica una serie de prácticas adyacentes que permiten generar una consciencia individual y colectiva en beneficio de la sociedad, del Estado de derecho y la legitimidad.
Creer en un proyecto es importante, es decir, en la vida y en la política es difícil e inservible no optar por una posición. Pero haciendo a un lado si tal proyecto elegido, sea cual sea, es o ha sido confiable, satisfactorio, cumplidor y honesto, o no, hay que recordar que la democracia también involucra la participación de otros individuos, la democracia es de varias voces y la democracia es contrapesos.
En todo proyecto la ambición de poder es una mala práctica que se suscita sin importar la forma de gobierno, sea república o monarquía, y va en contra de las prácticas democráticas. Recordemos que muchas personas en la política persiguen el poder bajo supuestas promesas que a medida que pasa el tiempo se van alterando y desvaneciendo. Nuestro proyecto podrá ganar o perder, y eso a menudo provoca satisfacción o descontento, dependiendo el caso. No obstante, la ambición y el poder amasado por años, pocos o muchos, usualmente lleva a la concentración del poder.
Hay varios peligros en la democracia, y uno de ellos es dicha concentración de poder. Más allá de que nos guste y seamos seguidores de un proyecto, o no, una de las preguntas que a las sociedades en el globo se les invita a reflexionar es si conviene depositar tanta capacidad de influencia, control y decisión en una persona y en un partido político.
Lo anterior es problemático, ya que de manera directa se construyen relaciones de poder que pueden ser usadas para bien, pero también para mal, y ante la ausencia de certeza de que se puedan controlar estas relaciones, conviene tener recelo de si efectivamente ese poder se empleará de manera correcta, y así evitar sus abusos como los experimentamos hace décadas. Los mecanismos que permiten limitar el abuso de poder son otros partidos políticos, ONGs y miembros de la sociedad civil, entre otros, por ello la democracia es de contrapesos.