Niels Rosas Valdez

Opinión. Encrucijada morenista

La presidenta Claudia Sheinbaum mira con zozobra la situación

Claudia Sheinbaum, Hernán Bermúdez y Adán Augusto López. Foto: EL UNIVERSAL

Recién ha circulado una noticia que ha retumbado en los mismos cimientos del morenismo en el país. Se trata de las actividades delictivas que realizaba Hernán Bermúdez, jefe de Seguridad de Adán Augusto López Hernández mientras se desempeñaba como gobernador de Tabasco. ¿Qué impacto tiene en el actual partido oficialista de México?

Morena nació de la mano de Andrés Manuel López Obrador y, al paso del tiempo, logró configurar su movimiento en un partido que en no mucho tiempo consiguió su cometido: gobernar a México. Parte del discurso que empleó para cautivar al electorado fue la lucha contra la corrupción, el nepotismo, la inseguridad y la podredumbre política que denominó “la mafia del poder”.

En adición a la narrativa del líder morenista, aseguró acompañarse de gente honesta y que gozaba de autoridad moral para participar en el gobierno y dirigir al país. Así, cuando venció en las urnas y se convirtió en Presidente de México en 2018, señaló a sus allegados que se volverían sus colaboradores en la nueva administración presidencial. Para uno de los puestos clave, como lo es la Secretaría de Gobernación, eligió a López Hernández, quien había sido gobernador de Tabasco en los años previos.

Hoy por hoy es el mismo López Hernández quien se encuentra en el ojo del huracán, ahora que se conoce ampliamente que Bermúdez, conocido como Comandante H, conducía diversas actividades delictivas, entre ellas, tráfico de drogas, contrabando de combustible y extorsión, en beneficio de su cártel La Barredora. No es de obviar la complacencia del entonces gobernador de Tabasco, más allá de que manifestara su sorpresa del caso, y tampoco habría que hacerlo para con su sucesor, quien también permitió las actividades del grupo criminal durante el periodo 2018-2024.

Es un escenario sumamente incómodo para la cúpula morenista. Por un lado, López Hernández, cercano al líder de facto del partido y expresidente de México López Obrador, es señalado como cómplice de las maniobras delictivas de Bermúdez, que no son menores y que forman parte de las actividades que tanto han sangrado a nuestro país. Por otro, está Luisa María Alcalde, presidenta de Morena, quien sentenció que el partido guinda “no protegería a nadie, sea militante o no, quien traicione los principios del movimiento”.

Observando desde lo alto del Palacio Nacional, la presidenta Claudia Sheinbaum, mira con zozobra la situación. Si bien es el rostro oficial de Morena, por lo que debería suscribir e impulsar con acciones las palabras de Alcalde, se encuentra imposibilitada de actuar con mayor vehemencia para evitar perjudicar al aliado cercano de su mentor, López Obrador. Por ende, la pregunta que se mantiene es si habrá algún tipo de justicia o penalización severa para alguien del partido, incluso siendo de los más robustos.

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