En días recientes se ha confirmado el nombramiento de la presidenta Claudia Sheinbaum a Hugo López-Gatell como representante de México ante la Organización Mundial de la Salud (OMS), entidad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). ¿Qué lectura se le puede dar a esta decisión de la mandataria?
Fue hace poco más de cuatro años que aquel brote del virus conocido como SARS-CoV-2 fue identificado en Wuhan, China, en noviembre de 2020. En los primeros días, las noticias de la aparición del patógeno no crearon tanta preocupación en esta parte del mundo, sobre todo por la distancia tan lejana con el gigante asiático. Poco a poco, el agente biológico comenzó a presentarse en varias regiones, aumentando la preocupación de gobiernos e instituciones intergubernamentales, como la OMS, que buscaron coordinarse con otros organismos internacionales y con los estados alrededor del globo para encontrar la mejor manera para afrontar lo que en marzo de 2021 se conoció oficialmente como la pandemia de Covid-19.
En aquel 2021, el presidente Andrés Manuel López Obrador designó al ahora famoso López-Gatell y en ese entonces Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, para ser su comunicador de los avances en el protocolo de contención del SARS- CoV-2 hacia la población de México, lo que le generó aplausos y controversias en gran desproporción. Por un lado, muchos seguidores de Morena confiaban sin cuestionamientos en todo lo que el funcionario de salud mencionaba en sus intervenciones matutinas y vespertinas día a día; y, por otro, el epidemiólogo recibió un sinnúmero de críticas por los datos que ofrecía a las y los mexicanos, así como por las declaraciones que emanaron de él.
En una ocasión, con relación a las giras que el mandatario realizaba con su equipo de trabajo en contacto con muchas personas de comunidades marginadas en el país, apuntó que el presidente “no podría contagiar a nadie porque era una fuerza moral, mas no de contagio”. En paralelo, los resultados de su gestión en el protocolo de contención no fueron las mejores ni por cerca. Estados como India, Estados Unidos de América, Brasil y México fueron de los países con la tasa más elevada de contagios por cada 100 mil habitantes.
Para explicar la razón de este escenario basta recordar que sus gobernantes en ese momento eran Narendra Modi, Donald Trump, Jair Bolsonaro y, precisamente, López Obrador. Una característica que lo une es su populismo, una estrategia e ideología política que está en contra de las instituciones y del establishment (poder establecido), que es compuesto por varios grupos, entre ellos, por los académicos, que en este caso ofrecían su opinión de la pandemia basada en su conocimiento. No es difícil atar cabos e identificar que gran parte de la operación de López-Gatell se enmarcaba en esta visión del mandatario mexicano.
Sin duda, llegó el día de pago, pero ¿qué tanta congruencia hay en ese movimiento? ¿Qué tanto está legitimado a raíz de la lamentable gestión de la que estuvo al mando durante la pandemia de Covid-19? La deuda sigue siendo mayor hacia la población mexicana de lo que se logró aportar en esos complicados años.
@NielsRosasV (X)