Las imágenes y videos de la policía migratoria capturando y maltratando a migrantes mexicanos en Los Ángeles, California, han recorrido al mundo de forma vertiginosa, siendo receptoras de abundantes críticas dentro y fuera de los Estados Unidos de América (EUA). Ante tal situación, el Gobierno de México, encabezado por Claudia Sheinbaum, ha mostrado rechazo, reacción que no ha sido bien tomada por Donal Trump. ¿Qué escenario pinta ahora la relación bilateral entre los dos países norteamericanos?

Las redadas de la policía migratoria en EUA contra migrantes ha sido la tónica de la política migratoria de Trump desde el primer día que regresó a ocupar la Casa Blanca. Calles vacías se observaban en muchas ciudades estadounidenses conocidas por su amplia población migrante. Y cómo no, si las capturas y deportaciones fueron el pan de cada día, provocando temor en los millones de migrantes.

El miedo en muchos casos se tradujo a incertidumbre y desesperanza, lo que se llevó a muchas personas regresar por cuenta propia a su lugar de origen en México, al final de cuentas, era preferible regresar con cosas en la espalda que sin ellas y en un avión militar estadounidense. Pero para muchos otros, ese temor se convirtió en hartazgo, humillación y deseo de pelear por un derecho que se considera ya ganado.

Así, ante la mirada atónita de las autoridades estadounidenses, miles de migrantes mexicanos residentes en Los Ángeles iniciaron varias manifestaciones contra la cruda política migratoria de Trump, quien optó por enviar a su policía migratoria para frenarlas. Incluso el mandatario empleó la Guardia Nacional que, según algunos reportes, desde 1965 no se había utilizado, generando un conflicto con el gobernador demócrata de California, Gavin Newsom, quien apelaba por la soberanía del estado subnacional para enfrentar las protestas.

A miles de kilómetros, desde Palacio Nacional, Sheinbaum manifestaba, por un lado, su condena por las posibles violaciones de Derechos Humanos por parte de la policía migratoria y, por otro, aliento para los mexicanos que se veían sumidos en el espiral de la política migratoria trumpista. Ante ello, la mandataria recibió un llamamiento de Washington exigiéndole que no use un leguaje que pueda incitar las manifestaciones en Los Ángeles, puesto que podría interpretarse como injerencia en suelo estadounidense.

Con ello, no ha habido ninguna nueva declaración desde la cúpula del Gobierno de México que pueda proteger a los mexicanos, o a disuadir a Trump de seguir con el ejercicio agresivo de su política migratoria. A pesar de los comentarios de condena, algunos sutiles y otros más léperos, de varios políticos en el país, muchos de ellos morenistas, la indicación de Sheinbaum ha sido clara: no recriminar a EUA.

La balanza cae más hacia proteger el comercio que México conduce hacia el país de las barras y las estrellas.

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