Ayer, grupos de campesinos y transportistas bloquearon las principales carreteras del país a manera de protesta por la inseguridad en el territorio nacional y para demandar precios justos a sus producciones agrícolas. Lo sucedido es una continuación de las expresiones de apoyo que busca un sector importante de la economía mexicana, que se han presentado también en semanas y meses pasados exigiendo lo mismo. ¿Qué impacto tiene esto para sociedad y la política en México?
México es un país de muchas caras. Por un lado, encontramos las zonas densamente pobladas y sumamente industrializadas del país, en donde las actividades de manufactura acaparan los procesos productivos. De otro lado, podemos divisar las actividades relacionadas al turismo, con amplias zonas hoteleras en playas y espacios aledaños, que impulsan la economía de entidades federativas completas. Y así, podemos identificar muchos más focos de actividades económicas en México, algunas de ellas más consolidadas que otras, pero de manera invariable, la central es la agrícola para nuestro país.
La actividad agrícola es la principal para muchas naciones, incluyendo la nuestra. Se trata no sólo del motor de decenas de miles familias en México, sino de la base de la buena alimentación para millones de personas en todo el territorio nacional. A raíz del cuidado de los insumos, del empleo apropiado de las técnicas de cultivo y arreo, y del esmero en la labor de personas campesinas es que el país puede alimentarse. Sin embargo, ¿qué tanto apoyo real es destinado a este sector económico?
Por mucho tiempo se han encaminado programas que fomentan lo agrario, es decir, se dan insumos o bienes de capital para producir el campo. No obstante, esos apoyos se han diluido progresivamente y otros se han modificado de tal suerte que no atienden a las verdaderas necesidades de las y los agricultores mexicanos. ¿Cómo podrá ser fuerte México si ni siquiera se otorga un apoyo sustancial a los cimientos de la economía y de la salud en el país? Son parte de las incongruencias que seguimos recibiendo de muchas autoridades.
El apoyo al campo es ineludible para tener una sociedad sólida y justa en muchos sentidos. Por ello, el respaldo gubernamental debe ser una constante y una realidad para las decenas de miles de campesinos que trabajan día a día para generar cultivo. Y, en paralelo, deben gozar de múltiples protecciones, incluso las más básicas que toda persona mexicana debería experimentar: la seguridad de tránsito.
Hoy en día, la inseguridad es un tema grave en México y no parece que tenga arreglo pronto. La sociedad se ha manifestado en múltiples ocasiones en torno a ello, pero no parece que a los gobiernos les parezca prioritario en su respectiva administración. Al contrario, con las manifestaciones de los campesinos y transportistas, en las que exigen a la administración federal el apoyo para transitar libremente y sin peligros en las carreteras del país; Palacio Nacional ha endurecido su narrativa y postura, apantanando los canales de diálogo y posibles vías de solución.
Es lamentable la situación por la que atraviesa nuestro país. Pero ahora que los campesinos necesitan nuestro apoyo, emitiendo demandas legítimas, es cuando debemos ser pacientes y empujar como sociedad para que las autoridades competentes atiendan este penoso escenario. Ojalá escuchen en Palacio Nacional.
Historiador e internacionalista/@NielsRosasV (X)

