Con luces poéticas y con el uso de una geometría sin adornos ni pretensión, es la forma en que Luis Barragán dio a conocer su obra arquitectónica y es que aquí lo que hay que reconocerle a este genio mexicano —quien académicamente no era arquitecto, sino ingeniero civil— es que fue un maestro del color y de la arquitectura, al mostrar una redefinición de los espacios con un toque de asombro y serenidad.

Se habla mucho de su trabajo, se dice que cuando conoció el trabajo de Frederick Kiesler empezó a notar ese cambio; sin embargo, el momento clave fue cuando conoció a Le Corbusier, en la exposición de las artes decorativas e industriales modernas, en París, se dice que allí entró en un conflicto artístico entre lo que había en ese entonces que era lo contemporáneo y lo moderno, lo contemporáneo defendía en todo momento el tradicionalismo, mientras lo moderno estaban más a favor de una estética con novedad y un toque de innovación.

Muestra de ello lo vemos en su obra “La fuente de los amantes”, ubicada en Atizapán, Edo. de México, ahí vemos cómo hace, a través de un bebedero, un lugar con un toque mágico para los caballos, y la manera en que cae el agua se ve de manera majestuosa, resaltando el color y la luz en cada espacio, de día y de noche, permitiendo que el color entre en la dirección y cantidad correcta,  como lo es el uso de sus ventanas y aberturas espaciales de manera tan puntual que es increíble.

En 1980 recibe el premio Pritzker, Luis es el primer y único mexicano en ganar el mayor premio a la arquitectura. Las obras que crea corresponden a la cultura de nuestro México.

Tres de las obras más importantes y reconocidas de Barragán fueron las Torres de Satélite, la de los Clubes y la Capilla de las Capuchinas; Mario Pani contrató a Mathias Goeritz y este a su vez a Barragán para hacer las Torres de Satélite, propiedad de Miguel Alemán antes de ser presidente, él fue un desarrollador inmobiliario, de donde hizo su mayor riqueza. En la Capilla de las Capuchinas se dice que cada espacio transmite una emoción y al entrar es un cúmulo de sensaciones, esta es una de sus obras más preciadas.

Se dice que las Torres de Satélite originalmente eran siete torres, pero al final quedaron cinco porque el problema fue que se peleó con Mathias Goeritz por los derechos de autoría. Pero otros afirman que el conflicto fue porque se pintó una torre de azul y Mathias no quería el color azul,  porque ese color hacía que se perdiera sobre el azul del cielo.

Barragán es, sin duda, un ícono de la arquitectura de nuestro país, el mayor exponente y más reconocido por sus construcciones, cada espacio detallado, cada entrada de luz, cada color, todo en armonía, es por eso la importancia que tiene en la historia de nuestro país y que sus obras quedarán para siempre como parte de su legado.


Twitter: @nayelirosasb

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