En repetidas ocasiones he escuchado decir a más de una persona que “se han acabado los buenos artistas”; sin embargo, creo que lo que hace falta es mayor difusión y más apoyo a artistas emergentes, para que no sólo se siga la huella de “los mismos artistas” y se pueda conocer a los nuevos talentos artísticos.

Hoy en día, tenemos la fortuna de contar con una gama muy amplia de creadores, hay mucho arte contemporáneo por todas partes, así como también creo que hay otros artistas que saben justificar muy bien sus obras, como Salvatore Garau, artista italiano, quien se especializa en arte invisible y conceptual, reconocido por vender su obra “io sono”, en 2020, una pieza intangible, al no poder verse, ni tocarse, por la módica cantidad de 14 mil 820 euros.

Y aunque algunos podríamos decir que eso no es arte, sino más bien una justificación disfrazada de arte, lo cierto es que mientras haya quien compre esa idea, seguirá existiendo arte controversial como lo es esta escultura invisible o los monumentales perros de Jeff Koons o las bananas pegadas en la pared del italiano de Maurizio Cattelan.

Por otra parte, tenemos obras de otros artistas que tienen una agudeza en las artes figurativas y que gustan de retomar técnicas clásicas contemporáneas, que recrean a través de pensamientos oníricos un ambiente en cada una de sus obras y que siguen la escuela del maestro Odd Nerdrum, de quien fue su aprendiz durante un tiempo, para pulir su técnica adquirida previamente para poder trabajar ahora su obra de una manera anecdótica y narrativa como ya un estilo característico de su obra.

Estoy hablando del chileno, Guillermo Lorca García, quien es un joven artista destacado por su trabajo figurativo, lleno de simbolismos y pone surrealismo con una apropiación cultural de escuela holandesa y japonesa, es de los artistas que pinta en el momento en que su cabeza le dice que tiene que pintar.

Rembrandt y Caravaggio contribuyen a situar su obra dentro de un espacio conceptual, acompañada de animales que parecen fantásticos. Lorca nos recuerda que la técnica, el simbolismo y la narrativa siguen siendo elementos poderosos en la construcción de significados en el arte actual.

Le gusta combinar lo que pinta con la realidad y la ficción, la vegetación siempre está presente en sus cuadros, le gusta mucho utilizar una mirada de ojos amarillos de los personajes te observan, hay vegetación, criaturas felinas se mueven entre luces y sombras, trascienden los límites de la realidad. Le conocimos Casita de dulces, en 2012, en la galería Hilario Galguera, en la CDMX, y después no se le ha visto exponer nada más aquí en nuestro país

Es un artista joven con mucho talento y que al formar parte de estos artistas de Nerdrum, llama mucho mi atención, porque en todos ellos he notado que siempre hay un antes y un después muy marcado dentro de su técnica y la verdad es que me encanta el arte de empiezan a dominar estos chicos cuando después de formar parte de esta escuela de Nerdrum.

Es por ello que considero que el arte contemporáneo se encuentra, indiscutiblemente, en una encrucijada entre la tradición y la innovación. Porque, mientras figuras como Garau nos invitan a repensar lo que entendemos por arte, y nos hacen abrir debates sobre lo intangible y lo conceptual como venta de obra, artistas como Guillermo Lorca demuestran que la maestría técnica y la carga simbólica no ha perdido tampoco relevancia.

Sin duda, el arte ha mutado y se ha tenido que adaptar a los tiempos de la inteligencia artificial, pero esta no debe perder de vista su capacidad para de seguir generando preguntas fundamentales de lo que pasa en nuestro el entorno como referente, así como dejarnos sentir las emociones que quiere compartir cada uno de los artistas.

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