La historia de la danza folklórica nos remonta a las raíces prehispánicas, donde surgió como una manifestación cultural que, con el tiempo, se enriqueció gracias a las creencias y tradiciones con influencias europeas, africanas y precolombinas. La danza es considerada una de las siete artes clásicas y una de las formas de expresión más antiguas, capaz de transmitir sensibilidad y emociones a través de las costumbres y creencias de cada región. A lo largo de los años, nos ha otorgado una identidad llena de pasión, evocando en todo momento la belleza del cuerpo en libertad cultural.
Las danzas del México prehispánico, desde sus orígenes, se caracterizaron por ser ofrendas a los dioses, lo que otorgaba un profundo sentido de pertenencia a cada región. De este modo, se enaltece la riqueza cultural que existe en cada rincón de nuestro país, no solo en el ámbito de la danza, sino en todas las expresiones artísticas.
Si bien cada estado posee un sello característico dentro de su folklore, algunas regiones tienen un arraigo más fuerte. Tal es el caso de Chiapas, donde cada año se lleva a cabo el “Diplomado en Danza Tradicional Mexicana”, bajo la dirección del maestro José de Jesús Mátuz Marina. Este programa reúne a niños, jóvenes y docentes interesados en conocer, reconocer y preservar sus tradiciones, generando una manifestación cultural que fortalece la identidad regional del sureste mexicano, tanto para quienes practican la danza como para quienes la enseñan.
México es un caleidoscopio de manifestaciones coloridas que, a través de la música, el baile y la escenografía, transmiten la esencia de cada región. El noveno diplomado de danza se celebró recientemente, aunque desde hace 42 años se organizan talleres de este tipo. Chiapas, Oaxaca y Michoacán se distinguen como los estados con mayor auge folklórico.
El maestro Mátuz, con su calidez, ha establecido una buena sinergia con Juan Carlos Sosa Martínez, coordinador de Docencias en Artes, y con Sergio Rivera Guerrero, director de la Facultad de Artes de la Universidad Autónoma de Querétaro, quienes participaron en este último diplomado. De esta manera, respaldaron a más de 70 estudiantes y profesores provenientes de distintas partes del país, con el objetivo de proyectar aún más la cultura mexicana.
Llegar a estos diplomados, te pone la piel chinita, la manera en que todos estos integrantes difunden el folklore nacional es algo que no se siente en cada rincón de nuestro país, o al menos yo no lo había sentido como hasta ahora. Cada participante que formó parte de este diplomado, fue seleccionado cuidadosamente, los docentes que imparten los talleres deben poseer un amplio conocimiento de las danzas de diversas regiones para transmitirlas de manera adecuada y reforzar así la identidad cultural.
En Chiapas, la cultura ha sido en ocasiones relegada; sin embargo, iniciativas como estas, impulsadas por el maestro Mátuz, han permitido durante décadas, el poder recuperar el interés por la historia y la riqueza cultural de México a través de la danza folklórica, que son más que un espectáculo, son un legado vivo que refleja nuestras raíces, costumbres y creencias y que si no fuera por el apoyo de estos artistas, docentes e instituciones comprometidas con su preservación, esto se perdería, por lo que es importante seguir manteniendo vigente estas tradiciones para seguir contando con el sentido de pertenencia que ha trascendido durante todos estos años.