Robert Capa fue un fotógrafo que estuvo presente en la Segunda Guerra Mundial y fue considerado el fotógrafo más famoso de su tiempo, gracias a sus impactantes imágenes capturadas en el momento justo de acontecimientos históricos, como la Guerra Civil Española, él solía decir: “Si tus fotos no son lo suficientemente buenas, es porque no estás lo suficientemente cerca”. Para él, enfrentar sus miedos en cada registro no era un obstáculo, sino una motivación para seguir fotografiando y mostrarle al mundo lo que estaba ocurriendo.

A los 40 años, durante una jornada laboral, murió al pisar una mina. En ningún momento soltó su cámara; al contrario, se aferró a ella como medio para compartir lo que llevaba en su rollo del negativo —no ha sido el único que murió en pie de guerra—. Su trabajo fue tan relevante que, más adelante, se creó un premio de fotoperiodismo que lleva su nombre, en honor a su trayectoria y a la manera en que ejerció su profesión.

De hecho, Larry Burrows fue un destacado fotoperiodista de guerra, galardonado en tres ocasiones con la presea de nombre Robert Capa, en una de las guerras más sangrientas: la de Vietnam, que dejó más de 2,5 millones de muertos.

Sin duda, una fotografía que más se recuerda en tiempos de guerra es la de la de una niña corriendo desnuda tras un ataque con napalm, justamente titulada así, La niña de Napalm. Esta fotografía fue tomada por el vietnamita Nick Ut (Huýnh Công Út). Esta no ganó el premio Robert Capa, si no el Pulitzer, o sea, una mega fotaza, es decir, para obtener este reconocimiento, se requiere una calidad técnica excelente, debe contar con originalidad y ausencia de edición. En aquella época, además, era mucho más complejo alterar imágenes, lo que incrementa su valor documental. La fuerza emocional de esa foto y su capacidad para contar una historia poderosa hicieron que se convirtiera en un símbolo de la guerra.

Sin duda, cubrir este tipo de desafíos en tiempos de guerra no es nada fácil, ni antes, ni ahora lo es. Moverse, saber a dónde ir, dejar a un lado la depresión por querer ver tu familia, sumado a la ansiedad que esto deba generar, no debe ser nada sencillo, requiere sangre fría y una fortaleza emocional ilimitada para registrar adecuadamente lo que sucede, especialmente después de presenciar —o incluso participar en— situaciones tan escalofriantes como lo son las guerras. Estos héroes hacen lo imposible para compartir lo que se vive en un contexto bélico.

Aunque hoy en día mucha gente cuenta con un celular a la mano, no todos cuentan con las habilidades necesarias para especializarse en esta rama. No basta con tener buena condición física, agilidad o una red de contactos (como ocurre con los fotógrafos que cubren el narcotráfico o pequeñas riñas del día a día).

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