Nayeli Rosas

Amores tóxicos y sublimes en la historia del arte

Es habitual escuchar que, en una relación, es el hombre quien impulsa la trayectoria de la mujer sin embargo, en el ámbito artístico, la influencia ha sido recíproca

Tras haberme dado un clavado en las historias de artistas famosos, voy a compartir algunas que han llamado mi atención. Quisiera decir que unas son menos tóxicas que otras, pero la verdad es que es difícil decidir cuál pudo haber sido “mejor”.

Por ello citaré algunas, solo por la mera curiosidad de recordar a estas parejas que, de una u otra forma, han aportado mucho —a las bellas y a las no tan bellas artes— con sus obras y su vida dentro de las artes.

Es habitual escuchar que, en una relación, es el hombre quien impulsa la trayectoria de la mujer, y rara vez se reconoce lo contrario. Sin embargo, en el ámbito artístico, la influencia ha sido recíproca y en ocasiones compleja. Basta recordar la célebre y desgastada historia de Frida Kahlo y Diego Rivera. Él, ya con renombre y experiencia tras su relación con la pintora, ilustradora y grabadora Angelina Beloff, debería haber sabido cómo conducirse con una pareja. No obstante, Frida, a lo largo de su vida, aceptó todo con tal de permanecer al lado de “su sapo”. Le bastaba con las migajas de afecto que Diego podía —o, mejor dicho, quería— ofrecerle.

Si revisamos con detenimiento la trayectoria sentimental de Rivera, observamos un patrón constante: mujeres de gran talento artístico orbitando en torno a su figura. Beloff, quien lo acompañó en París en los años formativos de su carrera, sacrificó mucho de su propia obra y de su vida personal para sostenerlo en un momento de incertidumbre creativa. Kahlo, por su parte, asumió el tormento de compartirlo con múltiples amantes, resignificando ese dolor en su pintura.

Ambas, en tiempos distintos, se convirtieron en espejo de la voracidad afectiva de Diego: un hombre que absorbía no sólo la energía vital de sus compañeras, sino también la devoción con la que ellas lo sostenían, mientras él continuaba construyéndose como una figura monumental que la historia del arte dentro del muralismo.

Otra historia en la que ella es quien le ayuda a él, es en la de Lee Kreasner, cuyo mayor prestigio lo poseía ella. Jackson Pollock, llega a la cima y es reconocido gracias al apoyo de ella. Ellos se conocieron compartiendo espacio en una galería de Nueva York y de ahí surgió el amor.

Al ser ella una influyente pintora pionera en el expresionismo abstracto, le ayudó mucho con su técnica del goteo a Jackson Pollock, y al soltarse para utilizar en su obra distintos objetos como clavos, chinches y pintura cubierta en ocasiones por esmalte alquídico, siguieron descubriendo y experimentando estilos dentro de este tipo de técnica, que los llevarían muy lejos a ambos.

De hecho, en esta historia podríamos decir que a Pollock, le fue muy bien, a partir de su obra titulada “Full Fathom Five”, ya que su interés por la textura de la pintura, fue reconocido, siendo su mayor obra el número 31, siguiéndole la 19, 17ª, 17 y 5 que causaron mucho interés en los espectadores de la época.

Lamentablemente el alcoholismo y el uso de estupefacientes fueron punto de quiebre en esa relación, ya que le provocó varios problemas con Kreasner, así como la muerte en un accidente automovilístico a sus 44 años.

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