Sí, yo soy de esos “poquitos Queretanos”, de los escasos que aun se pueden contar entre los bellos rincones de nuestra hermosa tierra, de los tradicionales que aun salen tempranito a barrer su calle, de esos educados que aun molestan con los “buenos días, buenas tardes y buenas noches”, si, “de los mochos” que si no siempre de vez en cuando acuden a misa… “a una de esas iglesias que fueron mantenidas para recordar la historia y la tarea evangelizadora de nuestros antepasados”, de los que acostumbran andar por las calles adoquinadas del centro de la ciudad degustando una deliciosa y tradicional nieve de “La Colonial”, de los que recuerdan el pasar de los años de nuestra histórica “Alameda Hidalgo”, del cambio de la central de autobuses y la construcción del Centro Cultural Manuel Gómez Morín, de los que van a desayunar a “La Mariposa” o al “Café del Fondo”.

Hoy 484 años de la fundación de nuestra ciudad de Santiago de Querétaro podemos decir que los queretanos aun tenemos mucho que mostrar, porque somos poseedores de grandes riquezas, extremadamente millonarios porque nuestros antecesores, nos dejaron una gran herencia; histórica, cultural y gastronómica, si, los queretanos somos todo eso que se dice de nosotros, y sin duda nos quieren por que se quedan a vivir con nosotros. Querétaro y su gente son cálidos, amables, trabajadores, orgullosos de sus riquezas como cada quien debe sentir las raíces de la tierra que lo vio nacer.

Nuestra ciudad este año 2015 está cumpliendo un año más a partir de su fundación, cuando hace algunos ayeres, cuenta la leyenda «Con estruendo resonaron las cajas y los clarines, el teponaztle y el huéhuetl, la  chirimía y el caracol y al ritmo de bailes y alaridos se inició la guerra de la conquista, los otomíes  y purépechas, comandados por Fernando de Tapia (Conín) y los chichimecas bajo el mando de los capitanes El Lobo y Coyote. En el campo retumbaron las descargas cerradas de los fusiles, a lo alto, y con la polvareda de los combatientes, el humo de la pólvora, y las flechas disparadas al viento, y un eclipse de sol que parece haber sobrevenido en ese punto, se oscureció el día, de tal manera que se hicieron visibles las estrellas, y la lucha se prolongó sin que uno ni otro bando se rindiera. Cuando el ejército al servicio de la Corona Española desfallecía ante el ímpetu de los indomables chichimecas, apareció en los cielos El Señor Santiago montado en brioso corcel blandiendo una férrea espada y una gran Cruz luminosa, los naturales al verla, comenzaron a danzar, se rindieron y aceptaron la sumisión a la Corona de España».

“Querétaro es un núcleo importante de la historia de la nación mexicana, y desde luego que no podemos dejar de presumir la Casa del Corregimiento donde vivió Doña Josefa Ortiz de Domínguez y el Panteón de los Queretanos Ilustres, además del Teatro de la República donde se sentenció a Maximiliano de Habsburgo y se promulgó la constitución actual. Tampoco podemos dejar de admirar sus maravillosas construcciones que van desde el barroco hasta el neoclásico, cada fachada, remate y detalle hablan de un prometedor pasado virreinal. Querétaro, fue la tercera ciudad más importante del Virreinato de la Nueva España y sus construcciones religiosas permanecen para atestiguar todos los días esta verdad”. Querétaro y los queretanos, debemos sentirnos fatuos de nuestra maravillosa tierra, de sus casonas y leyendas, de su música y  sus artesanías, de ser el único estado de la República Mexicana, junto con el Distrito Federal, que cuenta con cuatro Patrimonios de la Humanidad declarados por la Unesco: el Centro Histórico de Santiago de Querétaro como Patrimonio Cultural de la Humanidad, debemos sentirnos orgullosos de nuestra riqueza, de esta tierra y por supuesto de nuestra gente. ¡Soy Queretana y a mucha honra! ¿Y tú?...

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