Natividad Sánchez

Septiembre en México: sabor a patria, historia y celebración

En México, comer bien en septiembre no es una casualidad. Es un deber cívico que se sirve con picante, sal y orégano

Hay meses que marcan el calendario y hay otros que marcan el alma. En México, septiembre pertenece a esa segunda categoría. Más allá de su importancia histórica, el inicio del movimiento de Independencia es un mes que se vive con todos los sentidos, pero especialmente con el gusto. Porque si hay algo que caracteriza a las fiestas patrias es su inconfundible sabor: el de la cocina mexicana celebrando su propio espíritu. No me dejarán mentir que, desde el inicio del mes, el país entero se transforma. Las ciudades se visten de colores, las plazas se llenan de música y las cocinas hierven, literal y metafóricamente, en un homenaje culinario que va mucho más allá del antojo: es una reafirmación de identidad. En México, comer bien en septiembre no es una casualidad. Es un deber cívico que se sirve con picante, sal y orégano. No se puede hablar del mes patrio sin mencionar al chile en nogada, el platillo estrella de la temporada. Su origen, mezcla de leyenda conventual y orgullo regional se asocia inseparablemente con Puebla, donde cada año familias enteras perfeccionan sus recetas como si de una herencia sagrada se tratara. Elaborado con ingredientes simbólicos (el verde del perejil, el blanco de la nogada y el rojo de la granada), este platillo es un estandarte culinario que honra tanto al paladar como a la bandera. Pero si el chile en nogada es la aristocracia gastronómica, el pozole es la democracia en cazuela: todos lo comen, cada región lo prepara a su manera y todos juran que el suyo es el mejor. Ya sea blanco en Guerrero, rojo en Jalisco o verde en Oaxaca, el pozole no conoce divisiones. Solo requiere maíz cacahuazintle, mezcla de chiles, una buena carne y la compañía adecuada. De preferencia, con tostadas, lechuga y una conversación interminable.

Por otro lado, pocas ciudades como Oaxaca, donde se concentra tanta riqueza cultural y gastronómica. Durante septiembre, sus calles son un desfile de sabores: moles de diferentes colores, las suculentas tlayudas, mezcal artesanal y pan de yema recién horneado. Celebrar las fiestas patrias en Oaxaca no solo es un viaje en el tiempo, es un recorrido por las raíces más profundas del sabor mexicano. Pero si lo que buscas es una experiencia donde la historia y gastronomía se encuentren de frente, Dolores Hidalgo, es parada obligada. Justo, donde el cura Miguel Hidalgo encendió la chispa de la libertad. Las nieves tradicionales, elaboradas con tequila, aguacate o mole, acompañan la memoria histórica con un guiño contemporáneo. Mientras tanto, en la Ciudad de México, el Zócalo se convierte en un festín de aromas. Además del acto protocolario del Grito, las verbenas populares reúnen desde pambazos hasta tacos al pastor, pasando por esquites con chile del que “sí pica”. La capital, diversa como pocas, ofrece durante este mes un mosaico gastronómico mas que espectacular.

Queridos lectores, mas allá del destino que elijan, lo verdaderamente importante es entender que, en septiembre, la gastronomía no es solo acompañante de la fiesta, sino protagonista. Cada platillo representa una historia, una región, una familia. Comer en estas fechas no es un acto rutinario: es participar en una tradición viva que nos conecta con lo que fuimos y con lo que seguimos siendo. Porque en México, el amor por la patria se saborea. Así que este septiembre, brindemos, levantemos la cuchara, y celebremos como mejor sabemos hacerlo: comiendo bien, recordando de dónde venimos, gritando con orgullo y con toda el alma: ¡Viva México!

*Periodista y conductora

Premio Internacional de Periodismo Turístico 2022

Otorgado por la OMPT

Instagram @NatividadSancheB

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