Cada vez es más común ver animales en los aeropuertos, perros o gatos en transportadoras de diseño y dueños hablando con entusiasmo de las “vacaciones internacionales en familia”. Y aunque esta imagen puede parecer encantadora, lo cierto es que viajar con una mascota al extranjero no es tan sencillo como reservar su ticket de vuelo y empacar su comida favorita. Detrás, hay un laberinto de trámites que, para muchos, resulta innecesariamente complicado. Las razones por las que viaja una mascota son muchas y válidas: vacaciones, mudanzas, adopciones internacionales, trabajo o estudios. En todos esos casos, el animal no es una carga, sino parte del núcleo familiar. Entonces, ¿por qué todavía se trata su traslado como si se tratara de un paquete potencialmente peligroso?
En la mayoría de los casos, el documento más conocido y solicitado es un “certificado zoosanitario”, que en la actualidad se ha dado a conocer como un “pasaporte para mascotas”, aunque en realidad no esté reconocido como tal. Dicho documento lo exige principalmente la Unión Europea y algunos países aliados. Contiene información de identificación, vacunación y tratamientos antiparasitarios y es emitido por autoridades veterinarias oficiales de cada país. Existe también un Microchip, una forma de identificación universal. Por supuesto, la vacunación antirrábica es obligatoria en todo el mundo. En algunos países debe estar aplicada con al menos 21 días de antelación. Por último, algunos destinos piden el certificado de buena salud que suele tener una validez de entre 5 y 10 días antes del viaje. Y aquí es donde empieza el verdadero reto. Dependiendo del país desde donde viajes, los trámites pueden ser gestionados en: clínicas veterinarias autorizadas, oficinas de sanidad o ministerios de agricultura, puestos fronterizos o aduanas, páginas web gubernamentales donde se pueden descargar formularios e iniciar el proceso, y debes tomar en cuenta que los requisitos pueden cambiar de destino a destino. En México el trámite se realiza ante SENASICA, y de la misma manera, para que una mascota pueda entrar al país debe contar con certificado de salud, identificación, certificado zoosanitario, registro de ingreso, cartilla de vacunación vigente, certificado de salud, desparasitación y carta responsiva, además de cumplir con una revisión al pisar el territorio.
Es importante reconocer que muchos de estos requisitos no existen por capricho. Controlar el movimiento de animales ayuda a prevenir enfermedades como la rabia, la leishmaniosis o el moquillo. También evita el tráfico ilegal de especies o el abandono en fronteras. Hoy en día, los trámites para llevar un animal de un país a otro son tan complejos y costosos que muchas familias se ven forzadas a dejar atrás a sus mascotas. Sin duda, el mundo necesita avanzar hacia una regulación internacional más clara, accesible y humanitaria. Un sistema digitalizado, homologado y multilingüe para tramitar documentos de viaje para mascotas reduciría el estrés y el abandono.
Viajar con una mascota al extranjero debería ser un derecho gestionado con responsabilidad, no un privilegio reservado para quienes tienen tiempo, dinero y paciencia infinita, pero, si te toca hacer estos trámites, solo recuerda que no hay mejor compañero de aventuras. ¡Maleta lista, correa en mano y a volar juntos!
Periodista y conductora
Premio Internacional de Periodismo Turístico 2022
Otorgado por la OMPT
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