El reciente caso de la representante de México en el certamen de Miss Universo, Fátima Bosch, abre espacio para preguntarnos qué significa “ser mujer” en distintas partes del mundo, y cuáles son las expectativas que se imponen. En Tailandia no solo ha ocurrido este caso. En años anteriores ha habido destituciones, renuncias forzadas o denuncias de maltrato dentro de los certámenes de belleza. Las mujeres luchamos desde hace muchos años y actualmente, día con día para hacer respetar nuestros derechos, desafortunadamente no en todos los países contamos con las mismas condiciones o avances. Para quien no esté muy empapado del tema, el organizador de Tailandia, Nawat Itsaragrisil, reprendió en público a Miss México, llamándola “dumb”, es decir “tonta o estúpida”, durante las actividades de dicho certamen, además de pedir personal de seguridad para que la retiraran, cosa que ella no permitió. Lamentabemente, no es el único caso, desde la fundación de Miss Grand Thailand en el 2013, organizada por el mismo Nawat, el organismo empezó a atraer críticas por reglas estrictas y prácticas de franquicia, e incluso han sido demandados por violación de derechos y disputas sobre la representación para Miss Earth. Y es que en muchos países la mujer es valorada solo como “bella”, “decorativa”, “representativa”, y menos como sujeto con autonomía plena. Aquí es cuando las redes sociales realmente hacen justicia a su existencia. Pues debido a ello, podemos darnos cuenta de este tipo de actos y quienes pueden hacer algo, actuar.
Esta colaboración trata de turismo, y créanme que todos los temas se relacionan. Los invito a que su siguiente viaje lo hagan conscientes. Viajar es mucho más que ver paisajes o tomarse fotos: es también observar dinámicas sociales, estructuras de poder y desigualdades. Al visitar un país, no solo se pregunten “¿qué ven de mí como extranjero o extranjera?”, sino “¿cómo ven a las mujeres locales?”. Fíjense en la libertad de acción que tienen las mujeres allí: ¿pueden expresarse sin miedo? ¿Qué repercusiones hay si cuestionan el status quo? Observa el discurso público: ¿qué esperan de las mujeres (modestia, obediencia, silencio, visibilidad)? ¿Cuáles reglas están en los márgenes? En países como Irán, Afganistán o Arabia Saudita, el solo acto de quitarse un velo, de ir a un estadio o de enseñar el rostro puede ser motivo de cárcel o de muerte. En India, cada día, miles de niñas luchan contra matrimonios forzados. En China, las mujeres que alzan la voz son silenciadas en redes o en tribunales. Y en Estados Unidos o Europa, aunque las leyes las protejan, aún deben enfrentar juicios sociales que no pesan igual sobre los hombres. En Arabia Saudita, hasta hace pocos años las mujeres necesitaban permiso de un tutor masculino para viajar; hoy ya pueden hacerlo solas, pero aún enfrentan restricciones culturales y vigilancia. En Irán o Afganistán, muchas mujeres no pueden salir del país sin autorización de un hombre o tienen vetado viajar solas.
Queridos lectores, la historia ha demostrado que cada vez que una mujer alza la voz, no habla solo por una, sino por todas. Que la libertad, aunque parezca personal, es colectiva. Porque ser mujer en el mundo sigue siendo una hazaña: un acto de valentía que se repite a diario en distintas lenguas, con distintos rostros, pero con un mismo mensaje, “no queremos privilegios, queremos respeto”. Aplausos para Fátima Bosch, que no tuvo miedo de alzar la voz en un país en donde las mujeres deben ser obedientes, donde la cultura, la religión y la estructura social, espera sumisión, respeto y docilidad hacia los hombres.
Periodista y conductora
Premio Internacional de Periodismo Turístico 2022
Otorgado por la OMPT
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