Así como huracán nos cayó la noticia de la desaparición del Fondo Nacional de Desastres Naturales, justo con la presencia de la temporada. Sí, momento preciso cuando los expertos alertaron que el periodo en este 2020 sería más activo de lo habitual al esperar la llegada de 37 ciclones, algunos de los cuales podrían convertirse en huracanes categoría 3, 4 o 5, dicho por los especialistas del Servicio Meterológico Nacional, que por si fuera poco sumado a la contingencia, pega con fuerza en los destinos mas turísticos de nuestro país. En México la época comenzó desde el pasado 15 de mayo para el Océano Pacífico y el 1 de junio para el Océano Atlántico, se prevé que termine hasta el 30 de noviembre.
Es preocupante que en sus casi 24 años de funcionamiento, el Fonden no estuvo exento de estar sobre la mesa de discusión para luego ser eliminado, sin tener obviamente la garantía de dónde quedará ese dinero. A mi parecer el fondo requería de ajustes, quizá una evolución para que se aprovechara lo mejor posible, pero en definitiva, no desaparecer.
Lamentablemente pagan justos por pecadores; tan sólo el año pasado, la Auditoría Superior de la Federación reportó el mal manejo de los recursos destinados a sanear los efectos de los sismos ocurridos entre el 7 y el 19 de septiembre del 2017. Para este mismo año, la organización México Evalúa informó sobre 15 auditorías interpuestas ante la ASF por un posible daño al erario de 4.180 millones de pesos de un monto total de 17,827 que se habían destinado por parte del Fonden.
Pero, qué significa en realidad la desaparición de este medio. El riesgo latente es que el gobierno federal no cuente con recursos inmediatos para atender las consecuencias catastróficas ocasionadas por fenómenos naturales como el paso del huracán Delta, un sismo, tormenta o cualquiera de otro tipo que genere destrucción en viviendas o servicios de infraestructura. Desde luego que un destino se puede recuperar sin Fonden, aunque es un problema mayor, para el que ya se tenían “asegurados” en este año 3,800 millones de pesos para cubrir la pérdida de los 700 millones de dólares y cerca de 100 vidas que anualmente provocan estos acontecimientos en nuestro país. Ahora, los integrantes de la comisión de revisión para saber si se eliminaba o no, tuvieron que ver los contras, como que México es uno de los 10 países a nivel mundial que presenta más pérdidas derivadas de fenómenos naturales. Los daños ocasionados por los sismos de los últimos años generan un costo anual promedio de 1.354 millones de dólares.
Aún es incierto cómo se van a canalizar recursos, pues se plantean nuevos instrumentos financieros de atención enfocados a este tipo de situación. De acuerdo con Protección Civil alrededor de 17 millones de mexicanos están en riesgo durante la temporada de huracanes y entre los estados más vulnerables, están nuestros destinos de playa que son uno de los mayores atractivos para el turismo nacional e internacional: Baja California Sur, Sonora, Sinaloa, Nayarit, Colima, Jalisco, Michoacán, Guerrero, Oaxaca, Tamaulipas, Veracruz, Campeche, Yucatán y Quintana Roo.
Durante este año ya han pasado por nuestro territorio siete fenómenos naturales, dejando a su paso inundaciones y afectaciones en infraestructura, Hanna, Nana y Delta solo por mencionar algunos. Entre la pandemia, la vacuna y la desaparición de este recurso, no sabemos qué tan pronto se recuperará el sector. ¡Qué Dios nos agarre confesados!