Cuando de mentir se trata, hay morenistas que recurren a la negación de la realidad sin importarles que se exhiban por llegar, incluso, al absurdo. Sus expresiones pretenden rechazar evidencias o, también, declarar ignorancia como excusa para evitar responsabilidades. Todo para protegerse. Aquí un par de ejemplos.

La dirigente formal de Morena, Luisa María Alcalde, con extravío notable, proclamó que el huachicol ya no existe: “ ¡No! -señaló- ¡eso se acabó!, prácticamente se acabó con el presidente Andrés Manuel López Obrador, como él lo declaró en su momento, porque había toda una cadena de corrupción en donde se ordeñaba los ductos de Pemex (…) Este es otro fenómeno (huachicol fiscal) que se creó y que se detectó, se denunció, se investigó y hoy tiene responsables en la cárcel y se está llevando a cabo un procedimiento, y lo mismo en el caso del hoy detenido, en el caso de Bermúdez”.

O sea, ya no hay robo de combustibles (huachicol), como dijo el demagogo de Macuspana, en uno de sus cuentos. Así, ya no existen redes de tráfico de combustible ilegal. ¿En qué país vive? Sería interesante que profundizara en los contubernios entre políticos -incluidos morenistas- y criminales, mismos que les han permitido operar impunemente.

Luego de que Sheinbaum indicara “que aclare” Adán Augusto López su patrimonio -formalmente, alrededor de 79 millones de pesos-; este tabasqueño ofreció su versión, y también aseguró: “Cuando yo le propuse a Bermúdez que aceptara ser secretario de Seguridad Pública, pues no teníamos ningún indicio (…) yo no lo tuve tampoco, ni recibí reportes de Inteligencia ni de la Defensa ni de Marina, durante el 2020 y el 2021 (…) Si después Bermúdez vino a descomponerse en su actuar, pues ya no fue parte de mi responsabilidad. Si volviera a ser gobernador y tuviese que volver a tomar la decisión de nombrar un secretario de Seguridad Pública, pues ya con la experiencia, pues seguramente no nombraría a un personaje como él. Pero yo no, digamos, no me siento mal, si esa es su pregunta, por haber nombrado a Hernán Bermúdez, dio resultados, cuando menos durante el tiempo que yo estuve como gobernador”. Agregó: “Yo me precio de ser como ciudadano y como funcionario público, modelo”. Y, contestó: “Yo soy, pues, un político de vieja data (…) Yo fui secretario de Gobernación, y claro que no soy un ingenuo”.

Quien se define como “modelo” -echando incienso sobre sí mismo-, en unos temas argumenta desconocimiento -ausencia de malicia, candor; ingenuidad, pues-, e incluso defiende el trabajo de Bermúdez, bajo su mandato; y, para otros, rechaza cualquier ingenuidad. Cuál es verdadero Adán Augusto, cuestionado, precisamente, por no ser considerado “modelo”. Se trata de un político que no supo lo que debió saber, pero sí sabe lo que le conviene. ¿Usted, le cree?, pues en esta frágil explicación -nadie sabe, nadie supo-soporta su presunta inocencia, entre comillas, y espera impunidad.

A propósito, ¿y la superioridad moral?

Consultor. Doctor en Comunicación, y en Ciencias Políticas y Sociales.

Google News