Asistimos a un nuevo escándalo de Adán Augusto López Hernández, coordinador morenista en el Senado, quien nombró y sostuvo al también morenista Hernán Bermúdez Requena —su secretario de Seguridad cuando fue gobernador de Tabasco—, el mismo que ha sido señalado por su participación criminal y hasta ahora se encuentra prófugo.
De hecho, hay quienes refieren que Morena está viviendo un esquema parecido al del caso García Luna, que aprovechó políticamente.
Y mientras desde el oficialismo intentan contener daños con una versión poco creíble, los hechos acorralan a quien también fuera secretario de Gobernación.
El también expriista ha tenido el cariño público del demagogo de Macuspana: “es mi hermano, nos conocemos”. Expresiones que agradeció: “AMLO es mi amigo, es mi maestro”. Y es que, según el recuento periodístico, la historia —casi— se cuenta sola.
El gobernador morenista de Tabasco, Javier May, fue directo: “Todos saben, aquí era vox populi quien comandaba la Barredora, ¿o no sabemos?”. Y algunos reporteros contestaron: “Hernán Bermúdez”, a lo que May respondió: “sí, ¿no?”. Y agregó: “yo creo que quienes estuvieron antes que nosotros tendrán que explicar todo esto”. O sea: Adán Augusto, y luego Carlos Manuel Merino Campos.
José Ramiro López Obrador, secretario de Gobierno de Tabasco, reveló: “Ahí está saliendo todo, toda la pudrición”. Y, de eso, sí que debe saber.
El comandante de la 30/a Zona Militar en Tabasco, Miguel Ángel López Martínez, puntualizó que “el 14 de febrero salió la orden de aprehensión contra Requena; ese día, hay registros de que abandonó el país, de Mérida hacia Panamá. No tenía orden de aprehensión, después de un año”.
La presidenta formal de Morena, Luisa María Alcalde Luján, registra momentos estelares de doble medida. Primero la crítica del caso Calderón-García Luna. En octubre de 2024, aseguró: “Él había nombrado a una persona vinculada con el crimen organizado, pues una de dos: si realmente no sabía nada, y era el Presidente de la República, pues en manos de quién estábamos; y, si, sí sabía —y tuvo información—, pues entonces, también, tuvo responsabilidad”. Pero, cómo cambian las cosas, este 16 de julio, indicó: “Esa es la diferencia entre nosotros y ellos. El salir a aclarar qué el que está investigado es el que era exsecretario de Seguridad. No es un asunto político, es un asunto jurídico y de justicia”. Independientemente, claro, del rumor y fotografía de que el fugado también fue asesor de Alcalde Luján.
Sheinbaum trata de encauzar el escándalo de quien algunos han empezado a llamar narcosenador. Llegó a recomendar que diera su versión, debido a la ausencia del mismo y al aumento de las descalificaciones. Esto obligó a la reaparición de Adán Augusto que, mediante un mensaje en redes, se ponía “a la orden de cualquier autoridad”, y ofrecía cifras tramposas en materia de seguridad.
Así el costoso intento de defender lo que, según su propio discurso, aparece como indefendible. Y, paradójicamente, todo entre morenistas.