López Obrador suele rebasar con creces el surrealismo político, y lo hace con como engaños insostenibles, aun en la tragedia. De hecho, recientemente afirmó: “Voy a la gira a Guerrero y a Oaxaca y está la gente feliz. Voy a la sierra y las calles llenas, se empiezan a juntar y tengo que salir. Voy a Tuxtepec y lo mismo”.

Aún en medio del drama que viven los afectados, como consecuencia del huracán y de la incapacidad e ineficiencia de los rebasados gobiernos morenistas -lo que lo hace andar de lejitos-, la gente está feliz, afirma, ¿por qué?, pues porque lo dice él, y nada más. Y si la realidad muestra otra cosa, pues peor para la realidad.

¿Cómo no estar feliz en medio de carencias, inseguridad, violencia, insalubridad, falta de víveres y medicinas, incertidumbre e insensibilidad gubernamental? Sobre todo, si se tiene al senador morenista Félix Salgado Macedonio, presunto violador y padre de la ausente gobernadora de Guerrero –también morenista-, como titular de la Comisión Especial para vigilar la reconstrucción de Acapulco de la Cámara alto. Todo en familia. Y, ¿quién cuidará a los acapulqueños de este senador?

Salgado Macedonio estableció:” Vayan este fin de año, en diciembre, ya lo anunció el presidente: Acapulco estará en condiciones de recibirlos; la playa está limpia, la costera ya está limpia, las avenidas, la carretera, la autopista está en muy buenas condiciones”. O, lo que es lo mismo, a pesar de la realidad, el presidente ya lo dijo y, si lo dijo, pues son falsas las fotografías, los videos y todos los testimonios de inconformidad e indignación de los guerrerenses que se sienten abandonados a su suerte. Aunque, también, se podría tratar de un complot, una campaña de quién sabe quién, o cualquier otra triquiñuela, de esas que se inventan sin rubor, pero con probado cinismo.

A quién le importa que, luego de un mes del paso del huracán, exista un registro de alrededor 280 mil viviendas dañadas y medio millón de residentes sin agua, electricidad o conectividad, como dio a conocer Ignacio Lacunza, presidente de la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios.

Todo está arreglado, todo está bien, así es la felicidad morenista, ¿qué más se puede pedir?

La cantidad de mentiras del gobierno lopezobradorista es merecedor de varios Guinness World Records, superiores –evidentemente-, al obtenido por la mayor cantidad de tacos servidos en una hora en CDMX.

De acuerdo con Luis Estrada, director de SPIN, quien contabiliza indicadores del discurso presidencial, ha señalado que las mañaneras “se han reforzado, en buena medida –creemos- por falta de resultados, también puede ser por una estrategia, simplemente para polarizar y actuar como un vocero de su partido en campaña”. También, ha dicho: “hasta el final del cuarto año, que es la actualización más reciente, en noviembre del año pasado iban ciento un mil, ciento cincuenta y cinco afirmaciones falsas, engañosas o que no se pueden probar”; esto es, el triple de lo que le contó The Washington Post a Donald Trump en cuatro años, que fue un poco más de treinta mil.

No cabe duda que el presidente no sólo saluda con sombrero ajeno, sino que también de lengua se come varios tacos, al mentir e intentar aprovechar políticamente el dolor de los perjudicados. El presidente los ve felices, por ello, también espera su voto feliz.

Además de falsa, resulta indignante la afirmación presidencial de que la gente “está feliz”. Así es la felicidad populista, por decreto.

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