No cabe duda que el morenismo tiene la piel muy gruesa y es capaz de superar la vergüenza pública -a pesar de las evidencias-, como enseña el lopezobradorismo. Pero, claro, bajo la farsa de la superioridad moral. Y, la VI Sesión Ordinaria del Consejo Nacional de ese partido, confirmó conductas que niegan.

La carta de Sheinbaum -como llamado al orden, para quien así lo interprete-, leída por quien aparece como dirigente nacional de Morena, Luisa María Alcalde, exhibió sectarismo, además de mentiras y contradicciones de su instituto político. Según el texto, López Obrador “cumplió como dirigente y cumplió con creces como presidente”. De esta manera se ofreció tributo al demagogo de Macuspana.

Siguiendo con la victimización y su autoproclamada bondad y heroicidad, sostuvieron: “ejercemos el poder con humildad”, a pesar de la arrogancia y soberbia que los caracteriza.

En lo que llamaron principios ético-políticos, expuso el valor de la unidad del “movimiento social y político más fuerte de todo el planeta” [sí, del mundo mundial]; sostuvo que “la parafernalia del poder es del pasado de corrupción y privilegios, no de Morena” [¿Deveras?]; “no es de nuestro movimiento viajar en aviones o helicópteros privados [¿cómo Ricardo Monreal y Pedro Haces?], o tener como anhelo portar ropa de marca o tratar mal a las personas, o andar con guardaespaldas o un séquito de camionetas para ir de un lado a otro, o comer en restaurantes caros” [seguramente conoce a morenistas que se manejan como nuevos ricos]; también indicó que “las y los legisladores no deben andar en congresos internacionales usando recursos públicos para viajar al extranjero a hacer turismo político…” [¿cómo Fernández Noroña?]. Y, sin medida ni clemencia, proclamó: “Morena debe ser luz de honestidad y ejemplo en la sociedad” [¡Wao!]

Y, Luisa María Alcalde, ejemplo escandaloso de nepotismo público -con familiares colocados en todos lados-, continuó: “que nunca se permita el amiguismo, el influyentismo y nepotismo” [¡qué bárbara!]. Y, por si fuera poco, pronunció: “No a un partido de Estado”. ¿En serio?, pues “si parece un pato, nada como un pato y grazna como un pato, entonces probablemente sea un pato”.

Entonces vino aquello de que “no puede haber colusión con la delincuencia, ni organizada ni de cuello blanco”. Aunque, por supuesto, no reconocieron la que ha sido ampliamente denunciada en sus filas.

Luego señaló que “el fin nunca justifica los medios”. Se desconoce la posición de sus operadores políticos que lo mismo intimidad, hacen favores bajo el amparo del poder y toda clase de transas que contradicen la declaración. En nombre del pueblo, claro.

¿Qué pasará con Cuauhtémoc Blanco, Andrea Chávez, Adán Augusto López, Cuitláhuac García, Félix Salgado, Manuel Bartlett, Rocha Díaz, Rutilio Escandón, y otros gobernadores y funcionarios?

Mucho bla, bla, bla y poca congruencia. No es de extrañar que ciertos morenistas concluyan: “hágase justicia en los bueyes de mi compadre”.

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